La noche oscura del alma

Feliz por haber escapado, anduvo errante por mucho tiempo y acabó quedando desorientada. Un día, mientras era perseguido por un lobo, corrió y corrió ... pero el lobo continuó al acecho, hasta que llegó el pastor, la protegió y, con mucho cariño, la condujo de vuelta al cercado. Y, a pesar de que todo el mundo insiste, el pastor se negó a reparar el agujero en la cerca. "

" La noche oscura del alma "es para algunos místicos un período de tristeza, miedo, angustia, confusión y soledad, que hay que enfrentar para se acercan a Dios.

Muchos de nosotros tenemos a veces la sensación de que cuando deseamos abandonar un espacio denominado "mi identidad" entra en otro lleno de dudas, de ambigüedades, de incertidumbres, donde nos sentimos perdidos y pensar con claridad parece complicado demasiado.

La mente tiene la intención de llevarnos de vuelta al corral, para que dejemos de explorar y volvamos al lugar de partida, de donde tal vez pensamos que nunca deberíamos haber salido. Es la temida resignación, el

conformismo de considerar que nuestra transformación personal no puede ser más que una utopía. Para evolucionar y crecer como gente necesitamos pasar por una noche oscura, en la cual emociones como la ansiedad o la desesperación se apoderan de nosotros, perturbando nuestras mentes y nuestros egos. Debemos mantenernos como espectadores esta noche, pues si nos rendimos y abandonamos podremos sufrir las consecuencias de las pérdidas que adquirimos saliendo de nuestra zona de confort. La búsqueda por sí misma lleva implícita la firmeza de continuar siempre adelante, implica aprender a superarse repetidamente para aumentar lentamente los límites de la propia identidad.Nosotros somos los únicos que podemos definir lo que queremos hacer de nosotros mismos.

Los únicos que pueden contemplar las cosas de un lugar privilegiado, siendo capaces de ver lo que otros no pueden observar del suelo. Ciertamente

todos, en algún momento, necesitan saltar, escapar, perderse, y ciertamente otras dimensiones perturbar nuestro concepto de identidad. Escapar del corral se convertirá en una opción válida, pero no olvidemos que ésta no es la única salida definitiva.