El legado emocional que mi perro dejó en mi infancia

La infancia es vivida con mayor plenitud si está al lado de una mascota,y eso nos da un legado emocional capaz de construirse como personas. La felicidad que un animal nos ofrece, sea perro o gato, es tan sincera y noble que debería ser un privilegio de todos los niños.

Según un estudio publicado en el diario The Guardian, tener una mascota ayuda a los niños a ser más empáticos.Además, de acuerdo con este mismo trabajo, ellas se ponen menos propensas a contraer asma (hasta un 50% si crecen en una granja).

Mi perro fue el mejor compañero de mi infancia, mi cómplice de aventuras, el guardián de mis secretos y el que me vio crecer a través de una mirada tan pura, que hasta hoy permanece en mi corazón.Compartir

Los animales son una fuente de bienestar para los niños.Tanto es que estamos seguros de que aún hoy usted continúa recordando con cariño a su amigo que traía luz y sonrisas a su infancia. A continuación, queremos reflexionar sobre eso.

Los animales nos ayudan a socializar en nuestra infancia

Los cachorros y los gatos son mucho más que simples compañeros de juego. Actualmente todavía hay familias con temores de acoger a un animal en casa cuando tienen niños pequeños, pensando que puede existir algún riesgo. Sin embargo, conviene recordar que un animal bien tratado es una herramienta terapéutica para nuestros hijos.Dieter Krowatschek, psicólogo infantil y escolar de Marburgo (Alemania), nos ofrece un interesante libro titulado "

Los niños necesitan mascotas". En la obra, él demuestra la capacidad que los perros tienen que ayudar en la socialización de los niños.Los perros son seres terapéuticos para los niñosAlgunos animales, como es el caso de los cachorros, son, en muchas situaciones, seres terapéuticos para los niños:

Los perros son más curiosos y menos cautelosos que los adultos.

Ellos pueden ser los exploradores más audaces y confiados, enseñando a los niños que la mejor actitud frente a la realidad es abrirse a los descubrimientos. Por otro lado, son excelentes protectores y eso los hace compañeros perfectos para las primeras peleas de nuestros hijos.

  • Gracias a los animales, nuestros hijos desarrollan una buena capacidad empática, entendiendo desde muy temprano el valor de un cariño, de las palabras y de la importancia de los refuerzos positivos sobre los negativos.Algo tan simple como
  • tener un perro en casa impide el riesgo de pasar varias horas de soledad frente a la televisión o al ordenador.Su forma de socializar será más lúdica, más abierta.
  • Los animales domésticos son excelentes compañeros para el alivio emocional, para canalizar tristezas, miedos o momentos de furia. En realidad, tenemos que tener en cuenta lo que nos dicen varios estudios: Los animales tienen emociones y, además, saben interpretarlas en nosotros.Algo que no podemos olvidar es el gran beneficio terapéutico que los perros pueden ofrecer a los niños con autismo o con déficit de atención.
  • Esto permite que se concentren, disfruten del contacto físico e interactúen con el ambiente de forma más segura.Los animales y su importancia en nuestra memoria

Se dice a menudo que una infancia feliz es la base para una madurez más plena y segura. El hecho de haber crecido en compañía de un animal nos ofrece una reserva cognitiva y emocional que nunca perdemos y que nos enriquecerá fuertemente. A los ojos de un perro usted podrá ver la grandeza de su alma, va a sentir que es la mejor persona del mundo y va a querer hacerlo feliz así como él te hace feliz.

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Otro aspecto a tener en cuenta es que la memoria se define en la infancia y nos da identidad. Todos aquellos momentos especiales vividos con nuestro perro en la infancia se alojan en nuestro hipocampo, creando una especie de "

caja negra". Algo que dura eternamente.

Las personas tienen dos tipos de memoria: hay una que parece tener una preferencia especial por volver a partes más incómodas de nuestro pasado. Sin embargo, hay otra memoria que "recompensa": es la responsable de transportarnos para esos momentos felices de nuestra infancia, donde nuestros animales tuvieron un papel esencial.La memoria más nítida comienza a surgir a partir de los 3 años. Desde esta edad hasta la adolescencia, vivimos en lo que María Montessori definió como períodos sensibles. En ellos, todo el estímulo adquiere una importancia vital.Si mi infancia es mi identidad, mi perro me enseñó la integridad del amor.Estamos seguros de que usted va a estar de acuerdo con esta afirmación: gracias a ese animal que creció a su lado, usted aprendió lo que era dar todo a cambio de nada. Los perros no conocen el rencor, y eso es algo que seguramente ya has aprendido y no puedes olvidar.

  • También sabemos que es muy posible que los recuerdos (al lado del perro, gato u otro animal con quien usted haya compartido la infancia) te traigan alguna nostalgia mezclada con tristeza. Un sentimiento muy parecido a lo que nos invade cuando recordamos algunos momentos que compartimos con entes queridos que, por alguna razón, ya no están con nosotros.Ahora, nunca olvides que nuestros animales nunca mueren, simplemente duermen en nuestros corazones.
  • No hay mayor tributo que podemos dar a esos nuestros amigos que recordarlos con una sonrisa y agradecerles por todo lo que han hecho por nosotros: gracias a ellos usted es una persona mejor, y al ampararse en la experiencia que vivió, probablemente querrá que sus hijos también crezcan al lado de un animal.