Las personas calladas suelen pasar desapercibidas. Pocas veces se considera lo que hay detrás de su apariencia serena, recatada y silenciosa. Son personas observadoras, exploradoras de los sentidos que se conectan de forma más intensa con la realidad, con los pequeños detalles y con los mundos sensibles que esconden universos variados y apasionantes.
Cada uno de nosotros procesa la información de forma diferente, ya lo sabemos. Sin embargo, a veces ignoramos que estas diferencias están ligadas principalmente a nuestro propio estilo de personalidad. Según Marti Olsen Laney, autora del libro "The Introvert Advantage", las personas calladas, las que responden a un perfil introvertido, lo hacen de una forma más pausada, más meticulosa y profunda.
"El silencio es el gran elemento donde las grandes cosas se forman."
-Thomas Carlyle-
Esto es así por una razón muy simple, y al mismo tiempo fascinante. Todo estímulo en el cerebro de la persona introvertida realiza un complejo recorrido vinculado a la memoria emocional, al análisis y al planeamiento. Por otro lado, las personas más extrovertidas tienen una tolerancia a la sensibilidad un poco menor a los estímulos, y son más rápidos a la hora de lanzar una respuesta o comenzar un proceso.
No se trata, en modo alguno, de exaltar un estilo de personalidad en detrimento de otro. De hecho, la mayoría de nosotros puede tener rastros de ambas dimensiones, aunque estamos más cerca de una de ellas. Lo que queremos decir con esto es que incluso hoy en día, ese silencio de la persona introvertida sigue siendo mal interpretado e incluso ignorado en los centros educativos. Veamos cómo es esto.
Personas caladas, aves extrañas en un mundo de extrovertidos
Cada día, profesores y educadores ven en sus aulas a esos alumnos que, sentados en las últimas filas, pasan la clase entera en silencio, absorbidos en un punto de la clase o garabateando secretamente en el aula sus cuadernos. No les gusta responder en voz alta las preguntas, ni de interactuar en las lecciones. No funcionan de esta manera. Sin embargo, los centros educativos, e incluso las universidades, siguen valorando al alumno que participa, que diserta, que levanta la mano y contagia entusiasmo e interés con su actitud.
El estereotipo que junta extroversión con éxito o eficacia sigue muy arraigado en nuestra mentalidad y sociedad. Los especialistas en psicología social, por ejemplo, apuntan que en estas últimas décadas el perfil de la persona extrovertida, carismática pero al mismo tiempo egocéntrica y poco sensible a las necesidades ajenas, continúa aumentando con mucho más fuerza nuestros contextos profesionales y en las elites políticas. Es como si el ideario colectivo valorara esos rasgos conductuales y de personalidad como eficaces sin llegar a ver realmente el desempeño productivo, o la capacidad de crear un clima de armonía entre los grupos de trabajo. Sin embargo, y aquí viene lo más contradictorio, las actuales investigaciones sobre liderazgo muestran que las personas introvertidas, calladas, reflexivas y pacientes, propician un rendimiento mucho más elevado y un entorno humano más agradable.
Por otro lado, la profesora e investigadora Francesca Gino, de la Universidad de Harvard, realizó una investigación donde demuestra que
los líderes con perfil de personalidad introvertida no predominan actualmente. Son aves extrañas en un mundo donde continúa triunfando la extroversión. Sin embargo, en aquellos contextos profesionales donde la dirección cuenta con líderes con estilo tranquilo, reflexivo y al mismo tiempo sensible, actúa como gran facilitador a la hora de potenciar las aptitudes de sus empleados. Los empleados son mucho más proactivos, más creativos y se sienten más felices, porque ese líder introvertido les aporta confianza y nuevas oportunidades.
Las personas calladas y sus mentes
Las personas calladas no son necesariamente tímidas.
Son tranquilas, tienen otro ritmo, otros tiempos y otras necesidades. Para ellas, el mundo anda a veces demasiado rápido y no logran analizar cada aspecto, cada detalle, como les gustaría. Porque cada desnudo de su realidad necesita pasar primero por el filtro de las emociones, y tal delicadeza, tal meticulosidad lleva su tiempo, su lenguaje, su arte. Hay quien encare el silencio como una cosa incómoda e insoportable ... Tal vez sea porque tiene mucho ruido en su interior.
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no se sienten cómodas siendo el centro de atención. No son el satélite de nadie y prefieren transitar en espacios privados, a veces hasta solitarios. Este estilo de comportamiento puede suscitar cierta extrañeza ante las miradas ajenas, por lo que muchas veces las personas más silenciosas son etiquetadas como tímidas, desconfiadas, reservadas o con falta de interés. Sin embargo, es importante saber que este estilo de personalidad esconde sus tesoros y sus bellezas en las profundidades. Veamos ahora con detalle cuáles son sus características.
Las 5 características de las personas silenciosas e introvertidas
Ante todo es importante resaltar aquí la abundante bibliografía que existe sobre este tema. Libros como "El líder introvertido: aprovecha su talento silencioso" de Jennifer B. Kahnweiler, son ejemplos interesantes con los que ampliar nuestro conocimiento sobre este perfil de personalidad. No obstante, y en líneas generales, éstas serían algunas características básicas sobre la mente de las personas más reservadas y silenciosas.
Piensan antes de hablar.
Son cautelosos a la hora de comunicar, saben oír, reflexionar, y responden más tarde.
- No les gusta la superficialidad. Su foco de interés navega en las profundidades de la realidad, son creativos, les gusta relacionar ideas, conceptos, son soñadores y suelen hablar con ellos mismos todo el tiempo.
- Las personas calladas suelen caracterizarse por una buena autoconfianza.
- No se dejan llevar por opiniones ajenas, tienen valores sólidos e ideas claras. Preferir escribir para comunicarse. Se sienten más cómodos con la palabra escrita. Por último, como dijimos anteriormente, la soledad es un refugio común en la persona introvertida. Sin embargo, cabe señalar que no la buscan como mecanismo de fuga, sino como espacio para recuperar la energía y la claridad cuando el mundo las satura con sus estímulos, sus voces, su prisa y sus rumores.
- Porque al fin de cuentas, las personas calladas son cómplices de la sabiduría que nace de la reflexión, de la imaginación, y sobre todo, del silencio silencioso.