Los momentos más apasionantes no están marcados en el reloj, sino en un "te amo" en voz baja, un paseo bajo la lluvia, una tarde de lectura, un abrazo inesperado o una mirada que lo dice todo sin la necesidad de palabras. Los instantes felices crean ese tatuaje de inmensa belleza en nuestro corazón que nadie puede quitar de nosotros.
Robert Louis Stevenson escribió una vez queeste mundo está lleno de cosas tan bellas que todos deberíamos ser felices como reyes. Sin embargo, lejos de ser reyes, a veces parecemos náufragos en nuestros océanos vitales. Tal vez deberíamos tener la inocencia de un niño y la mente de un novelista para enamorarnos un poco más. Para ser más receptivos a esa belleza simple y llena de posibilidades que forma parte de nuestras vidas diarias."La felicidad es percibir que nada es demasiado importante."
-Antonio Gala- Es posible que nuestras vidas no tengan el brillo de la madreperla.
Que por más que coloquemos el oído en las conchas, ellas ya no traer el sonido del mar, el ruido de los sueños. El calzado de zapatos de adulto a menudo significa borrar uno por uno los sueños de infancia para caminar por el camino de la renuncia.¿Dónde está la hora de la magia? ¿Dónde vamos a encontrar la energía vital que supuestamente debe invadir nuestro ser para hacernos felices como dioses? No hay salida de emergencia para la felicidad.
También no hay fórmulas mágicas. Más que aspirar a llevar una vida apasionante, la clave está en ser capaces de propiciar y apreciar los "momentos apasionantes". Sin embargo, es necesario recordar que estos instantes significativos no están programados en la agenda de nuestros celulares ni serán traídos por el destino por casualidad. Tenemos que salir para recogerlos. Porque
la felicidad no está a nuestro alrededor, ella es creada dentro de cada uno . No es necesario ser dioses o reyes para ser felices, sólo hombres y mujeres receptivos.El movimiento, la clave de la felicidad
Hablábamos al principio de Robert Louis Stevenson. Henry James, otro célebre escritor, decía que tenía el alma de un niño y que su deseo por la aventura le hizo vivir una existencia apasionante a pesar de su mala salud. En verdad, era así que él comprendía la vida: con pasión y con humildad.
Podríamos deducir entonces que la felicidad es cuestión de actitud, sin embargo, es mucho más que eso. Nuestro cerebro cambia su estructura casi de forma constante. Él lo hace en función de lo que hacemos, de lo que pensamos y sentimos. Pero no basta con "ser positivo" para disponer de una mentalidad más resiliente, más flexible. La pasión también moldea esta neuroplasticidad, porque nos confiere un modo de actuar, y al mismo tiempo una forma muy concreta de reaccionar.
Lo que en un principio nos da miedo e interpretamos cómo una amenaza puede transformarse, si así lo deseamos, en un desafío.
Además, también puede convertirse en una etapa apasionante que nos confiere sabiduría y un verdadero ancla emocional de donde sacar fuerzas en el futuro. Vivir es, por encima de todo, moverse, propiciar ciertas cosas y reaccionar con valentía. Es esa capacidad de movimiento, inquietud y de permeabilidad existencial que nos hace capaces de sobrevivir. Por el contrario,
concentrarse en el negativo nos hace personas pasivas, en las encalladuras como barcos viejos de la bahía de la infelicidad. Nada sucede aquí. Los relojes no avanzan, nada surge, nada nuevo aparece en el horizonte para hacernos sentir vivos, apasionados por nosotros mismos y por lo que nos rodea. Los momentos más apasionados, el lenguaje del corazón
La palabra pasión es realmente bella.
Pocos términos unen tan bien el crecimiento personal con ese punto de equilibrio donde existe una armonía perfecta entre lo que la persona hace y siente. La pasión es un sentimiento de satisfacción y describe al mismo tiempo un grado indescriptible de felicidad y placer por hacer algo. "Es mejor ir al otro mundo en el auge de una pasión que se entristece por el torpor de la vida."-James Joyce-
Para ser feliz no es necesario llevar una vida apasionante, basta ser apasionado. Sabemos que en los últimos años los libros de autoayuda han crecido de modo exponencial, y aunque muchos de ellos nos invitan a ser un poco más optimistas, nos damos cuenta que la fórmula no siempre funciona. Porque basta con surgir la primera dificultad para que vuelvan una vez más los viejos burros de carga de siempre: el miedo, la frustración, la decepción, la tristeza ...
Seamos más apasionados.Seamos sobrevivientes de este mundo complejo gracias a lo que nos define:
nuestras acciones, nuestra familia, los buenos amigos, los buenos recuerdos y, por supuesto, el amor por nosotros mismos. La pasión es esa fuerza interior que nos hará amar como dioses, aun llevando aún vida de mortales.Es la energía que nos brinda una alegría genuina por comenzar todos los días con voluntad sabiendo que tenemos un propósito: seguir adelante, seguir creciendo, disfrutar del "aquí y ahora".Para alimentar esta dimensión,
no deje nunca de cultivar la curiosidad, de ver la vida a través de los ojos de su niño interior
.Puede que no haya un océano dentro de una concha, pero si usted oye bien, podrá escucharlo. Basta con ser un poco más receptivo, creer que la magia de los momentos todavía existe, si quieres que exista.