Zygmunt Bauman es un sociólogo polaco que ha ganado fama y reconocimiento gracias a su obra 'Modernidad neta'. En ella, denuncia que el posmodernismo trajo consigo el colapso del "sólido". No hay solidez en nada. Todo es temporal, transitorio y mutante. La juventud de Zygmunt Bauman no fue fácil. Él tuvo que huir de su propio país, perseguido por el régimen nazi. Finalmente,
logró establecerse en Israel y, desde los años setenta, comenzó a sorprender al mundo con sus tesis. Esto le dio varios premios de gran relevancia. ... "WhatsApp, notebook, mensajes de texto, internet ... corrientes que anulan el deseo del diálogo, la mirada, el contacto físico y cualquier tipo de responsabilidad comunicacional que implique un riesgo". -Jorge T Colombo-
Zygmunt Bauman analizó el mundo contemporáneo de una forma rígida.
Uno de los temas que ocupó sus pensamientos más recientes es la Internet y las redes sociales. Él no ve grandes virtudes en esas cosas. Por el contrario, las define como trampas contemporáneas, en las cuales las personas caen y se sienten satisfechas.
Zygmunt Bauman y Facebook Una de las frases de Zygmunt Bauman llama nuestra atención. Él dice lo siguiente:
"El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, ganó miles de millones con su empresa enfocando nuestro miedo a la soledad. Eso es Facebook ".
En realidad, no se refiere sólo a Facebook, sino a todas las redes sociales. El sociólogo enfatizó que el gran mérito de Mark Zuckerberg fue percibir hasta dónde llega el deseo humano de no estar solo. En una red social, la soledad aparentemente no existe. En las 24 horas del día y en los 7 días de la semana hay alguien "allí", dispuesto a leer cualquiera de nuestras preocupaciones ya reforzar el hecho de compartirla, dar un "like" solitario. La gente ahora parece dispuesta a formar parte de conversaciones totalmente inconsecuentes, todo para estar "conectadas". Ya no pasan más los días acompañados por personas.
En su día a día, el socio es un ordenador o un smartphone. La ausencia de diálogo y de comunidad
La obra de este sociólogo habla de las nuevas dependencias tecnológicas. Para él, son fuerzas devastadoras a las cuales casi nadie puede resistir. Tienen un impresionante poder de congregación. Nunca antes en la historia había existido algo así. Sin embargo, Zygmunt Bauman piensa que antes tampoco había tanta comunicación que no conducía al diálogo, que no daba frutos.
Zygmunt Bauman dice que en Facebook y redes sociales similares, lo que la gente hace es una especie de eco. Se oye sólo lo que se quiere oír. Se habla sólo para aquellos que piensan lo mismo.
Las redes, entonces, son como una inmensa casa de espejos. Permite el encuentro, pero no el diálogo.Establecer o eliminar un contacto en una red social es extremadamente fácil. En la vida real, no es tanto. Tenemos que afrontar cada uno de nuestros actos. En Internet, no.Existe intercambio de mensajes, pero no diálogo. Diferencias, pero no debate constructivo. En todo caso, se crea la ilusión de estar conectado con los demás.
El reino del "yo público" Las redes sociales le invitan a exponerse, a mostrar y demostrar. Por supuesto, elegimos sólo los momentos más presentables para mostrar. Somos pequeños dictadores en el reino de nuestra cuenta.
Hemos decidido quién está y quién no está. Las ausencias y las presencias no nos afectan completamente. El "yo" ocupa un lugar decisivo en las redes sociales. Sin darse cuenta, nos volvemos dependientes de esa exposición pública en las redes.
Queremos ser identificados y reconocidos de cierta manera, y hasta podemos quedar frustrados si no lo conseguimos.
Zygmunt Bauman ve en las redes sociales una trampa para el ser humano. Él cree que ese tipo de espacio tiene un impacto decisivo en lo que él llama " cultura neta".
En ella prevalecen los vínculos humanos precarios. Amores sin rostro y sin compromiso. Olas de sentimientos e ideas de hoy que mañana desaparecen. Personas que continúan entretenidas, mientras que el poder, político y económico, las controla cada vez más y mejor. Para Zygmunt Bauman, el pronóstico no es prometedor. De tanta información que circula, nos estamos convirtiendo en personas desinformadas. Nunca sabemos en qué creer. Hay tanta comunicación que estamos cada vez más en un monólogo. Hay tanta globalización que el individualismo se ha vuelto cada vez más agresivo. Aparentemente, tanta libertad nos ha hecho más dóciles que nunca a las imposiciones de aquellos que deciden nuestros modos de vida.