El título más valioso que usted puede tener es el de ser una buena persona

El título más valioso que puede tener es el de ser una buena persona. Este título, obviamente, no se concede en la escuela o en la universidad, sino a lo largo de nuestro trayecto en la vida. Entonces, sea quien sea, si sus valores no son buenos, eso se verá reflejado en sus actitudes.

Sin embargo, en este sentido cabe destacar que si pensamos que siempre debemos "dar lo mejor", entraremos en un ciclo complicado de salir, pues no siempre es posible sembrar la bondad y hacer lo correcto ya que las características psicológicas difícilmente pueden ser conceptuadas de forma polarizada.

Lo que quiero decir es que a veces lo correcto según nuestros propios valores implica algún tipo de sufrimiento que no deseamos y que, obviamente, no es bueno. Sin embargo, ser una buena persona requiere minimizar el daño en pro de la situación, cuando éste sea inevitable. La capacidad de trabajar y de amar son dos indicadores maravillosos

Como dije una vez Sigmund Freud a su discípulo Erik Erikson,

la capacidad de trabajar y de amar son dos indicadores maravillosos de la conquista de la madurez plena. El buen desempeño en estas dos parcelas vitales se construye fielmente a través de nuestra propia inteligencia emocional. Por eso, no extraña que, como dijo Howard Gardnerd, "una mala persona no puede ser un excelente profesional".

Realmente la bondad personal se observa en la confluencia de una serie de valores que nos ayudan a ser mejores con nosotros mismos y con aquellos que nos rodean. Sin embargo, para evitar caer en el mero sentimentalismo carente de autocrítica, debemos tener claridad de que nuestra propia balanza no debe tener la tendencia de pensar que todo se resuelve a través del diálogo, la tolerancia y la solidaridad. Sin embargo, tampoco es adecuado pensar que la fuerza y ​​la intolerancia son el camino adecuado para resolver los problemas. El bueno y el mal, el ying y el yang, el blanco y el negro coexisten y estructuran nuestro mundo y nuestras propias personalidades . Siendo así, ser una buena persona debería ser entendido como un equilibrio de fuerzas basadas en nuestros valores y, por lo tanto, en el respeto mutuo.

No ganamos nada pensando que somos santos y los demás unos demonios. No ganamos nada pensando en la victimización crónica que hace que el resto de las personas sean carrascos de nuestros males.

CompartirEs más inteligente emocionalmente hablando no confundir tolerancia con bondad

, pues estaríamos equiparándolos a términos como la resignación y otros conceptos derivados de las palabras que caracterizan la autoayuda. Esto no implica un beneficio directo, sino que, como hablamos, nos lleva a un ciclo insano.¿Qué es ser una buena persona?

Cuando hago referencia a "ser una buena persona", me refiero a ser una persona con dignidad y buenos valores, y no a ser alguien que se deja sofocar.Tenemos una serie de derechos asertivos que necesitamos tener siempre presentes para valorizarnos a nosotros mismos ya los demás:

El derecho a ser tratado con respeto y dignidad.

El derecho a tener y expresar sus propios sentimientos y opiniones. El derecho a ser oído

  1. y ser tomado en serio.
  2. El derecho a juzgar mis necesidades, establecer mis prioridades y tomar mis propias decisiones.
  3. El derecho de decir "NO" sin sentir culpa. El derecho de pedir lo que quiero, percibiendo que mi interlocutor también tiene derecho a decir "NO".
  4. El derecho a cambiar.
  5. El derecho de cometer errores.
  6. El derecho de solicitar información y de ser informado.
  7. El derecho de obtener lo que pagué.
  8. El derecho de decir sin ser asertivo.
  9. El derecho a ser independiente.
  10. El derecho a decir qué hacer con mis bienes, cuerpo, tiempo, etc ..., mientras no se violen los derechos de otras personas.
  11. El derecho a tener éxito.
  12. El derecho de tener placer y aprovechar.
  13. El derecho a mi descanso, aislamiento, siendo asertivo.
  14. El derecho a superarme. Por lo tanto, si miramos bien, podemos ver cómo la asertividad nos ayuda a mantener nuestros valores a la luz ya preservar la dignidad personal y ajena.
  15. Respetar nuestros derechos es la mejor garantía a la hora de ser buenas personas y equilibrar nuestra personalidad y nuestro carácter.
  16. Esta titularidad no se logra pasando por la universidad, sino examinándose a sí mismo y realizando un trabajo interior que evalúe el choque entre nuestros propios valores y nuestras inquietudes. Esto es, haciendo valer la dignidad y los derechos de todos y poniendo a prueba nuestra propia ética y nuestra moral
  17. (aunque esto implique entrar en conflicto).