Buena la iniciativa de los grandes periódicos de publicitar sus archivos en una apertura del baúl de los hechos. Alguien definió, con agudeza, que parte de los sucesos registrados por los periódicos se convertirá en historia. El criterio para separar lo memorable de lo olvidado es la relevancia colectiva de cada acontecimiento.
Así, en la serie 'O Globo 90 años' me encontré con el titular de 27 de diciembre de 1977: "La ley del divorcio es sancionada hoy y entra en vigor". ¿Qué sucedía antes? Las personas podían deshacerse. Es decir, se separaban en la ley, pero no podían casarse de nuevo. El desquite era sello a ser llevado hasta la muerte.
Recuerdo que en los años 1960 - década de las más rebeldes y creativas del siglo 20 -, la vecina de la casa al lado de mi familia era desquitada . Lo que quería decir, para la atrasada clase media tijucana carioca, que ella era una mujer de matrimonio fracasado.Es decir, una mujer defectuosa .Tener una boda desechada era desabonadora
. Madres y sogras aconsejaban: Malo con él, peor sin él. Había un acuerdo social tácito de que cabía a las mujeres sujetar a sus maridos, por más alcohólicos, infieles, canallas que fueran. La buena mujer era la que se mantenía casada y, en la mayoría de los casos, callada.A pesar de la vecina ser heroica profesora primaria
Madre dedicada de cuatro hijos, organizadora de la fiesta junina de nuestra calle, siempre que los adultos se referían a ella, venía el adjetivo desquitado. De ahí: profesora desquitada, madre desquitada, organizadora desquitada.
Por esa época aprendí la fuerza del estigma - marca negativa con que se discrimina a una persona oa un grupo. En mi inocencia infantil,
llegué a pensar que la vecina Heloísa había nacido desquitada . De la misma forma que mamá nació casada y abuela, viuda. Evaluar la importancia que se daba a los estados civiles de las mujeres.Pero no tardó para que rompiera la noche del prejuicio. Fue a partir de las clases de piano con la vecina Heloísa. Me olvidé de contar que la desquitada era también pianista. Entonces pude conocer un poco la mujer que vivía al lado de mi casa. Dei buenas risas con su manera de contar historias.
También ella fue sincera cuando dijo que no llevaba ninguna forma al piano.
Pero que no se quedara triste, pues todo el mundo nace con algún talento . ¿Quién sabe el mío sería el de la escritura? Que yo intentara.Por cuenta de Heloísa empecé a llenar las páginas de mi primer cuaderno extraescolar. Por su cuenta, entendí que las mujeres desquitadas podían ser felices.