Cuenta una profecía de los indios Lakota que en algún momento regresará a nosotros la mujer del búfalo blanco. Se trata de una wakan, una mujer sabia portadora de magia que restaurará con su poder la unión entre todos los hijos de la Madre Tierra. Su llegada contribuirá también a devolver nuestro equilibrio con la naturaleza, para restaurar ese legado tan maltratado.
Hay algo verdaderamente maravilloso en todas estas leyendas de los pueblos nativos americanos. No importa cuán antiguas sean, no importan los siglos que pasaron ni que nosotros mismos no tengamos tales raíces étnicas o culturales. Estas tradiciones siempre nos dejan enseñanzas sobre las cuales reflexionar. Para los nativos americanos, el nacimiento de un búfalo blanco es un símbolo de renacimiento y armonía mundial.
La leyenda de la mujer del búfalo blanco ya tiene más de 2000 años de edad. Es un relato originario de la nación Lakota, uno de los pueblos más relevantes de las llamadas Turtle Islands, en América del Norte. No nos sorprende saber que en los últimos meses esa profecía ha sido una fuente de esperanza para los lakota, una oración desesperada.
Hace más de un año que oímos hablar del proyecto del Oleoducto Lakota Access.
Esta construcción tiene como objetivo transportar petróleo desde Dakota del Norte hasta Patoka (Illinois). Es una megaestructura de más de 1800 kilómetros que pasaría por varias reservas indígenas. Una atrocidad cultural y ambiental que puso en pie de guerra a los propios nativos y grupos naturalistas, como Greenpeace. Después de que Barak Obama paralizara el proyecto al final de su mandato, Donald Trump lo reactivó. Los indígenas continúan con su lucha incansable, esperando que en algún momento la profecía de la mujer del búfalo blanco se haga realidad ... La mujer del búfalo blanco, una figura femenina de poder
Uno de los difusores de esta maravillosa leyenda es Joseph Chasing Horse. Embajador en las Naciones Unidas del pueblo Lakota Sioux, nunca pierde la oportunidad de relatar esa profecía que actúa como canal de unión entre gran parte de los pueblos indígenas. Cuenta esa profecía que la mujer del búfalo blanco apareció en nuestro mundo hace más de 2000 años.Fue durante un período de mucha hambre, de guerras y desavenencias entre varios pueblos. La historia se inicia con dos jóvenes lakota, dos guerreros que paseaban con sus caballos magros buscando algo para cazar, cuando de repente vislumbraron en el horizonte una figura femenina envuelta en una luz cálida, en una bruma de fascinantes claros de luz.
La mujer estaba acompañada de un búfalo blanco. Era alta, esbelta y usaba un vestido con bordados sagrados, una pluma en el cabello y hojas de salvia en la mano. Era muy bonita, tanto que uno de los jóvenes guerreros no dudó en acercarse a ella con el deseo de poseerla. Sin embargo, y antes de que pudiera ni siquiera tocar su piel, una nube oscura se deslizó sobre él disparando un rayo de fuego. Se quedó carbonizado en pocos segundos.
El otro joven guerrero se arrodilló inmediatamente aterrorizado pensando que también tendría la misma suerte. Sin embargo, la bella mujer no dudó en acariciar su cabello y hablando su mismo idioma.
Ella dijo que era una wakan
, una mujer que había venido para ayudarlos. El comienzo de una nueva era recordando viejas tradiciones La mujer santa fue recibida con mucha expectativa en el pueblo lakota.
Le prepararon la mejor carpa y, al acomodarla en el interior, la mañana se transformó en crepúsculo y una luz de color ámbar con rayos rosados envolvió aquellas tierras donde se extendían el hambre y la miseria. A pesar de eso, la gente intentó ofrecerle lo que tenían de mejor: algunas raíces, algunos insectos, hierbas secas y agua fresca.Después de eso, la mujer del búfalo blanco enseñó al pueblo lakota a fumar en la pipa, les ofreció tabaco de sauce rojo de cortesía y los llamó para dar vueltas alrededor de las tiendas para honrar el sol, para crear un círculo de fuerza con la vida y gracias. Más tarde, presentó una serie de prácticas espirituales, formas de reverenciar la naturaleza, orando con palabras correctas y proferiendo ritos ancestrales que el pueblo lakota ya había olvidado completamente.
Aún así, ella los invitó a entonar cánticos para hacer la Tierra feliz, melodías, versos y entonaciones que debían ser dirigidas a las cuatro direcciones del universo. Recordó también la importancia de practicar la ceremonia de la pipa de la paz, donde hombres y mujeres deberían reunirse para honrar a sus almas, para honrar al propio grupo y su unión con el más allá. La mujer del búfalo blanco se despidió indicándoles que mientras hicieran todas esas ceremonias sagradas y cuidara de la Tierra, las protegerían.
Antes de partir, traía del horizonte una extensa manada de búfalos negros. Eran tantos que las montañas se cubrían de oscuridad y el suelo temblaba bajo los pies, el mundo bombeaba una fuerza de nuevo frente a la llegada de esos animales que representaban la supervivencia para los nativos americanos.
En el momento en que la mujer wakan desapareció, manadas de búfalos aparecieron. Y a partir de ese día, el búfalo pasó a suministrar carne para las personas, pieles para sus ropas y tiendas, y huesos para todas sus herramientas.Compartir La mujer santa les dejó diciendo:
Toksha Ake wacinyanktin ktelo
(que en portugués significa "voy a verte de nuevo"). Un mensaje de esperanza que hasta hoy muchos lakota repiten, soñando con un regreso donde esa presencia femenina consiga una vez más purificar el mundo, traer armonía, equilibrio y espiritualidad para todas las naciones.