En algún momento de nuestras vidas llegamos a no tolerar otra cosa o persona. Por ejemplo, no soportamos más el comportamiento de uno de nuestros amigos o de algún familiar y nos llenamos de resentimiento. Sin embargo, ¿qué sucede cuando no toleramos a nosotros mismos?
Cuando pensamos en cómo pudimos hacer eso, como decidimos aceptar ese trabajo, como fuimos capaces de comer tanto. Sin ser conscientes de eso, nos convertimos en nuestro peor enemigo. Algo que es resultado de una rabia o irritación que sentimos en relación a otra persona termina con nosotros mismos. Un resentimiento que hace que no nos aguante más. "Si una renuncia causa resentimiento, el sacrificio ya no tiene valor."
-Giovanni Guareschi- No somos felices cuando estamos resentidos. Estamos reprimiendo una rabia que lucha para salir, para ser expresada y, así, liberada para siempre.
Sin embargo, no nos damos cuenta de que somos los más perjudicados en este caso. Somos los que vivimos con amargura, infelices y continuamente irritados con todo y todos.
El resentimiento nos hace hostiles
Tal vez usted no perciba visualmente, pero ciertamente ha visto alguna vez personas que mantienen una cara de irritadas constantemente. Y usted se pregunta, "¿Pero por qué están tan irritadas? ¿No sería mejor estar felices? "Es exactamente lo que ocurre con nosotros cuando estamos resentidos con alguien. Nosotros nos hacemos hostiles sin querer hacerlo, y eso se manifiesta en nuestro rostro.
Además, la hostilidad no traerá más que cosas negativas a nuestras vidas.
¿Te estás preguntando por qué nada parece funcionar últimamente? Analice cómo usted está actuando. Ahí está la respuesta.
No nos damos cuenta de que
la hostilidad viene siempre contra nosotros mismos. Esto hace que, además de afectarnos, afecte también todo nuestro entorno. Aquellas personas que más amamos y todas nuestras relaciones serán afectadas por esta nueva forma que tenemos que enfrentar cada día.
Ser hostil no nos traerá nada bueno. De hecho, estar mucho tiempo en esta situación de hostilidad puede hacer que se enfermen gravemente. "Ningún ser humano nace con impulsos hostiles o violentos. Nadie se vuelve hostil o violento sin tomar el tiempo necesario para aprender a ser así. " -Ashley Montago-
¿Qué podemos hacer para dejar de ser hostiles? Para empezar, debemos rodearnos de personas positivas que transmitan simpatía y alegría. A veces nos vemos sumidos en la hostilidad porque nos rodeamos de personas hostiles, negativas, maliciosas, que nos van minando mentalmente sin darnos cuenta de ello. Aprenda a perdonar
Cuando encontramos tanta hostilidad y resentimiento, lo que debemos aprender, ahora mismo, es perdonar. Sin embargo, no sólo a perdonar a los demás, sino también a nosotros mismos.
Como ya mencionamos, a veces usted está resentido y no soporta a sí mismo porque sus propios comportamientos lo incomodan.
Perdonar a los demás ya ti mismo lleva tiempo.
Por eso es necesario eliminar previamente algunas cosas que pueden estar entorpeciendo este perdón que buscamos: Las heridas
que los demás pueden causar.
Los rencores
que no hacen más que impedirnos ser felices y perdonar. El egoísmo
que causa tristeza e impide que aprovechemos el poder de la generosidad.
Pensar y vivir en el pasado, algo que nos impide avanzar y caminar adelante. Incomodarse con los chismes o preocuparse por lo que otras personas pueden decir a su respecto. Todas estas cosas, y muchas otras, son las que hacen que vivamos en la amargura y con que no podamos perdonar a los demás ya nosotros mismos.
- Todos cometemos errores y debemos sentirnos libres de todo lo que los demás puedan causar. ¿Le hacen mal? Piense que usted está permitiendo que esto suceda, ya que no es un mal físico. Usted no tiene el poder de decidir quién puede hacer daño a usted y quién no? "No hay venganza tan completa como el perdón."
- -Josh Billings- Tenga en cuenta que cuanto menos usted permita que los demás lo machuquen, cuanto más ignorar los chismes y chistes, cuanto más viva el presente sin pensar en el futuro, mejor se sentirá.
- Usted será libre y nada podrá hacerle mal. Lo que la gente diga ya no importará
- , y usted podrá vivir su vida como quiera, independientemente de qué dirán. Vive tu vida, perdona y perdona. ¡Sea libre y sea feliz!