Utilice el pasado como trampolín, no como sofá

Puede que alguien nos haya hecho muy mal, o que nos hayamos desilusionado, puede que las circunstancias no hayan sido realmente como esperábamos que fueran en el pasado. Un error que no aceptamos o un comportamiento que no esperábamos puede construir cadenas en nosotros mismos, haciendo que seamos víctimas de nuestras propias circunstancias.

El pasado puede pesar, puede generar, incluso, un gran sufrimiento cada vez que nos acordamos de él.Mirar hacia atrás o vivir constantemente recordando lo que sucedió, sin aprender nada con eso, nos lleva al arrepentimiento, a la culpa e incluso a la crítica, no permitiendo que avancemos.

"El pasado es una caja llena de cenizas. No viva el ayer ni en el mañana, sino en el aquí y ahora. "
- Carl Sandburg-

Las corrientes del pasado

Hay personas que tienen sus vidas atrapadas en un momento de éxito o una experiencia de sufrimiento anterior.Viven como si aquel instante nunca hubiera terminado y contagiar todo su presente con eso, recordando una vez u otra lo sucedido.

Vivir pensando en lo que sucedió no suma nada, ni calma nuestros sentimientos.Simplemente nos transporta a un momento en el que nos inundamos y nos contamos por sus sensaciones. Esto sucede tanto con recuerdos positivos como negativos. No podemos depender de eso, porque nos estamos engañando. El permanecer en el pasado nos impide crecer y ver nuestras posibilidades de cambio.

Si nos acomodamos en el sofá del"ya intenté una vez y no tuve buenos resultados", "me enamoró me trajo más sufrimiento que alegrías", "confiar no sirve nada, porque al fin de cuentas todo el mundo se relaciona con interés ", nos quedamos en la sala de espera de nuestra propia vida, como meros espectadores de lo que sucede a nuestro alrededor.Con esta actitud, elegimos ser el personaje coadyuvante de nuestra película, a merced de los demás y de las circunstancias.El pasado, por bien o por mal, ya tuvo su momento. No es pensando muchas veces en él que acabará, ni lo resolveremos huyendo de él. Pero si enfrentamos el pasado, podremos construir nuevas actitudes y caminos.

CompartirRomper con los lazos del pasado

Cualquier experiencia o situación es vista a través de los ojos del pasando, otorgándole un sentido en relación a lo vivido. Nuestras experiencias anteriores marcan nuestro presente y nuestro futuro, y no podemos evitar que eso suceda.

Sin embargo, todo depende de si nuestra relación con el pasado se encuentra mediada por corrientes que nos atrapan o por trampolines que nos impulsan al frente

gracias a nuestros aprendizajes.Si usted utiliza el pasado como sofá, acomodándose en sus problemas, en sus intentos fallidos de éxito o en las heridas abiertas de sus relaciones, usted puede quedar atrapado por todos los lazos que le impiden avanzar. Aunque el pasado está marcado con éxito, las mismas fórmulas no siempre funcionan. Si, por el contrario, su pasado se utiliza como un profesor con el que usted aprende con errores y virtudes, sirviendo como conductor, usted puede lograr continuar desarrollando todas sus potencialidades.El pasado puede doler y atrapar, podemos quedarnos con él, huir o aprender de sus enseñanzas. Si, de alguna manera, somos nosotros quienes elegimos al final de cuentas.

Si permanecemos en el pasado, engañemos a nosotros mismos y crearemos rígidas corrientes que van a impedir nuestro propio crecimiento, condenándonos a través de la culpa, la crítica o el desprecio.Si huimos de lo que vivimos, vamos a acabar generando un vacío que será llenado por nuestros miedos e inseguridades.Si decidimos aprender con el pasado, en primer lugar vamos a enfrentarlo y entonces estaremos dispuestos a sacar el jugo de cada uno de los aprendizajes que el pasado nos puede proporcionar.Romperemos con las cadenas y construiremos los impulsos necesarios para continuar avanzando.

Construye el trampolín que te impulsará hasta tus sueñosEl trampolín hasta nuestros sueños es construido enfrentando el pasado con la actitud de querer aprender de lo que fue vivido. En vez de quejarse, sentir culpa o resentimiento por su última relación, por sus intentos fallidos o por una desilusión procedente del comportamiento de algún amigo suyo, reflexione sobre lo que usted puede aprender de eso.Esto, que parece ser tan simple de leer, lleva a una sensibilización y voluntad de crecer, junto al compromiso de no quedarse en la superficie de las experiencias.

  • ¿Cómo aprender a manejar sus experiencias puede ayudarle en su día a día? ¿Cómo se relaciona con la construcción del trampolín que le permitirá alcanzar todo lo que usted quiere? Muy simple:nuestro crecimiento personal está totalmente conectado con la relación que el pasado tiene con el nuestro del día a día.Vamos a pensar un poco: si aprendo a lidiar con las personas a mi alrededor, con cuestiones de mi trabajo o para hacer frente a mis propias emociones gracias a las experiencias del pasado, esto me permitirá enfocar de una manera más clara todas mis energías en conseguir lo que deseo, construyendo ese trampolín propulsor. De lo contrario, podríamos quedarnos sólo en lo que ya sabemos o ya vivimos, alimentando un peligro. La comodidad del sofá, del conocido, de su zona de confort, es extremadamente atractiva y tranquila, aunque tenga palizas de sufrimiento.
  • Lo que realmente da miedo es el riesgo involucrado con el buceo en lo desconocido ...
  • Pero, cómo seguir creciendo y aprendiendo? El pasado puede servir como un sofá para lamentarse o como trampolín para seguir creciendo hacia sus sueños. La opción está en su pensamiento. Compartir