Te voy a contar un secreto: no hay alrededor del mundo entero alguien tan semejante a ti como tú mismo. No hay, en este planeta, dos personas idénticas.Usted nació para ser único.
Y el gran sigilo de la vida es que todas sus acciones pertenecen a su persona.
Es sabido que muchos de nosotros actuamos de manera semejante en el vivenciar de las experiencias cotidianas.
Después de todo, ¿qué sería del blanco si todos le gustan solamente del amarillo?
La gran rueda de la vida gira sin esperarnos; ella continuará rodando, aunque supliquemos para que estacione. ¿Has notado que cuando alguien muy cerca de nosotros fallece, pasamos a ver el mundo bajo otro prisma?
Generalmente pensamos: Es increíble, pero nadie está percibiendo el dolor que estoy sintiendo?
La gran verdad es que no. Las cosas continúan sucediendo cuando notamos que donde estamos es un lugar demasiado doloroso para estar, pero que el mundo no estaciona para que juntemos nuestros pedazos despedazados.
Es muy difícil aceptar ciertas constataciones que sólo percibimos cuando estamos fragilizados.
Sepa que no hay dos personas iguales, que usted es el poseedor de verdades que pertenecen a su individualidad.
Que el universo entero va a conspirar a su favor, guardando en su íntimo la certeza de que ninguna actitud suya debe ser vista como algo que pase desapercibido por los demás, cuando parezca huir de los patrones que se establecen juntos. Nuestros dolores y nuestros sentimientos más profundos pertenecen a una sola persona, esa persona somos nosotros. Debemos usar nuestro albedrío para consultar nuestras intuiciones siempre que juzguemos necesario.
Debemos ser los jueces que comanden este juego, cabiéndonos a ser siempre justos, verdaderos e íntegros en ese gran partido que es la vida. Sabemos que generar consecuencias es algo inevitable para que se comprenda que nada de lo que hacemos será visto como nulidad.
La vida será siempre el escenario iluminado contenedor de nuestras organizaciones mentales. Sabemos organizar nuestra mente, teniendo siempre en cuenta que estamos en constante aprendizaje, y que lamentar por la leche derramada sólo nos generará disgustos y reprensiones desfavorables.Somos únicos
Seamos nuestros socios, amigos para lo que sea necesario, alimentando a nuestros dragones internos con nuestras verdades más caras que se puede constatar en ese mundo, tantas veces desasosegado, pero que alberga, para quien pueda ver, el carácter inviolable de verdades incuestionables.
Para que percibimos eso,
basta que sólo sacamos las ventas
que insisten en mostrarnos que siempre estamos seguros, pero sabemos bien en el fondo que lo que el mundo comporta es el perfume más valioso que tenemos en nuestro armario más bonito. Somos valiosos, somos especiales, somos únicos y somos preciosos. Para tener esa conciencia, basta con que nos atenemos y miremos con un poco de cuidado, asignando el valor necesario a nosotros mismos.Abandonemos las capas de protecciones
, que sirven para que nos volvamos fríos y dispersos del otro, quitamos las cáscaras que envuelven nuestra autoestima, muchas veces sacudida, pero que necesita ser cuidadosamente burilada por nosotros.
Seamos celosos para con nosotros, no olvidando nunca que dependemos unos de otros, para que la corriente inquebrantable de la amistad sea personificada.Cuidemos de nuestro cuerpo, de nuestra alma
, y de nuestro espíritu, teniendo la capacidad innata de hacer lo que necesita ser hecho para que nuestros sueños no abandonen nuestro idealizar de la vida.Cree que nuevos días siempre surgirán, pero es necesario que reguemos nuestras plantas y cuidemos de nuestro jardín, para que nada que venga de fuera pueda destruirse por completo. Es necesario que nos cuidemos, que seamos caprichosos en todas las formas que abriguen nuestro ser por entero, no olvidándonos jamás de quetendremos todas las posibilidades que se hagan necesarias para que el recomenzar sea siempre una virtud
, que siempre perteneció a nosotros. Que nada nos cause extrañamiento y que el alimento que necesitamos nos sea siempre proporcionado, siempre que la ley del cambio sea siempre funcional, pues sabemos que nada en la vida es de gracia.
Saber darnos unos a otros es un atributo que existe y que funciona perfectamente en nuestra naturaleza, que se siempre es en la eterna danza que no permite que nadie estacione. Sabemos absorber la sabiduría del mundo, para que la sabiduría que nos haga vigentes pueda ser la brújula que nos apuntará la dirección cuando todo fuera de nosotros esté desabado. Vivamos un día a la vez, guardando en el corazón la íntima certeza de que somos codependientes y de que aún así necesitamos estar disociados y apartados de lo que muchas veces nos hace invasivos en el universo que personifica al otro.
Que podamos siempre creer que debemos luchar para que las guerras no lo recomen, y que el cierre de un día sea el reposo necesario para que el otro día recomience con más dignidad. Creer en la vida, pues los sueños que por ella son envasados serán los sueños que nos harán dormirse ahora tranquilamente, creyendo siempre en sí mismo, porque todo vendrá a su tiempo, basta que para eso estemos atentos.