Hay una altura en la vida de soltero en la que ya no queremos enamorarnos de alguien. El ciclo de la pasión parece repetitivo y efímero demasiado, y el encanto va pasando, los afectos platónicos van perdiendo el interés - y nada queda, ni siquiera la atracción física.
Porque el físico se deteriora, el entusiasmo cesa
Al menos eso es lo que me pasó. Llegué a un momento en que estaba harto de enamorarse y aburrida, porque o no era bien aquella persona que me completaba, o no era bien aquella sensación que buscaba.Hasta que descubrí que nadie me completa. Decidí enamorarse del concepto de amor.
Explorarlo, sin nadie para enseñarme sino yo misma. Y ese período fue un hermoso florecer de mi amor por mí misma, y una perspectiva completamente nueva que cambió mi deseo de una relación amorosa.
Ya no estaba ansiosa de tener a alguien que me despertase el sentimiento de amor, sino que fuera una confirmación de lo que ya sentía por mí misma. Lo que pasé a querer fue una encarnación del amor que ya sentía cuando estaba sola, para que así pudiera vivirlo de forma más rica y completa. Muchas personas buscan el amor. Mal saben que son el amor que buscan. No se trata de estar en una relación o no, sino de dejar el sentimiento dominar, inspirarnos. Si queremos un compañero, tenemos que, como dicen las películas,dejar de buscar y dejar que el Universo trate.
El Universo se encarga de traer para nosotros un ser vibracionalmente semejante, y las opciones son innumerables. Pero todos buscamos a esa persona, aquel ser que es nuestra paz, que nos hace sentir en casa en cualquier lugar del mundo.
Esa persona es lo que aquí en la Tierra llamamos "alma gemela".
Es la persona que, entre todas las opciones, más tranquila nos trae. La más pura sensación de amor, de amistad y armonía.
Es la que, cuando los momentos menos buenos suceden, ella está allí, y no nos juzga, simplemente oye y está presente. Es el aliento silencioso. Es la que, cuando la atracción física no está tan encendida, nos hace temblar con palabras sólo. Con pequeños gestos nos trae una sonrisa, con un simple beso mejora todo nuestro día. Por eso es que pueden haber habido muchas pasiones, pero sólo un amor. Hay personas que dispensan los casos pasajeros, para esperar por el "tal". Hay otros que se cansan de la ausencia de ese amor puro en todos los que han encontrado por el camino y no tienen opción sino rendirse a quien finalmente lo trae.
Pero en el camino de encuentro de la persona perfecta para nosotros, aquella con quien queremos pasar toda la vida, todos pasamos por esa fase de soledad, de limpieza interior. Limpia todas las creencias limitantes y dudas y bajamos los guardias para que la sincronía suceda. Para la persona que elegimos aparecer. Llega para todos a la altura de estar solo, de descubrirse. Y esa altura puede llegar temprano en la vida o más tarde, incluso con matrimonio e hijos. La fuerza del deseo de amor puro es tan intensa, que a veces todo puede desmoronarse para que el camino se abra.
Y hay personas que tardan mucho tiempo en descubrir la verdad - que debemos quedarnos con quien nos añade y no con quien pensamos que nos completa. Ellas pueden incluso teñir, esconderse en una relación que no es lo que le hace feliz, pero que ya va tan adelante que quedaría mal a los ojos de la sociedad salir de él tan de repente (especialmente si es mujer).
Pero, como dice Joseph Campbell,
"debemos dejar la vida que planeamos para tener la que espera por nosotros". Pues bien, debemos soltar el tipo de amor que nos dicen que es lo correcto, lo que parece mejor, más correcto ... para aquel que espera por nosotros, lo que escogemos y lo que nos hace felices.
Si deseamos algo y tenemos viejos patrones de pensamiento que nos encadenan a personas y lugares diferentes, podemos y debemos pasar por una fase de limpieza y soledad. Debemos cambiar nuestra expectativa sobre el amor, y sentirlo dentro de nosotros sin ninguna evidencia o acontecimiento, es decir, independientemente de las condiciones - esto es el amor incondicional.