Hacer locuras es una señal de libertad que nada tiene que ver con estar loco, simplemente da alas a una posibilidad: la de tomar un camino diferente de lo que se considera normal. En las situaciones espontáneas y de alboroto existe un grado de vida que, sin ellas, sería imposible vivenciar. Todos, absolutamente todos, ya cometemos locuras en algún momento de nuestras vidas, porque desligarse y conseguir ese punto de adrenalina es necesario e inherente a nuestra naturaleza.
Actualmente la definición de locura está vinculada a un desequilibrio mental que se manifiesta en una percepción distorsionada de la realidad, la pérdida de autocontrol, las alucinaciones y los comportamientos absurdos o sin motivo. Por otro lado, hacer locuras es una locución coloquial con un significado sutilmente diferente. La gente necesita un poco de locura, si no fuera así, nunca nos atreveríamos a cortar la cuerda y liberarnos o elegir otra opción que no fuera lógica. Los hombres son tan necesariamente locos que loco sería, de alguna otra forma, el hecho de no estar loco. Compartir el límite entre la genialidad y la locura
No todos los genios están locos y no todos los locos son genios.El genio es una persona con extraordinaria capacidad enfocada en alguna materia y con capacidad para crear nuevas ideas y expresarlas. No es un enfermo, aunque es verdad que en el caso de haber enfermedad, sabe aprovechar sus destellos de locura para crear cosas fantásticas. Esta tesis es sostenida por investigaciones que permitieron ver que las facultades creadoras ya existen antes de que la enfermedad se manifieste.
Por eso algunas personas confunden y etiquetan otras de locas sólo por tener capacidades especiales y genuinas. A veces menospreciamos las cosas que no entendemos por miedo, desconocimiento e ignorancia (o una combinación de todas). La distancia entre la genialidad y la locura es más amplia de lo que nuestra ignorancia nos permite ver.
Aparentemente, existe una base genética del genio, aunque poco ha sido investigado al respecto. De la misma forma, el ambiente también es fundamental. Por ejemplo, en la selva, aislados, Mozart y Einstein no habrían sido genios ni tendríamos probablemente la imagen de ellos que tenemos hoy en día. Recuerde que las investigaciones dicen que el 75% de la arquitectura del cerebro depende del ambiente. La creatividad está asociada también al conflicto emocional.
Al parecer, la insatisfacción es lo que impulsa el genio a crear, y eso tiene un fundamento neurológico. El genio no es un enfermo mental, pero, si es, sabe aprovechar sus destellos para crear. Los genios son como las torres: su altura es comprendida con la distancia, pero estando a su lado es imposible medir su elevación y admirar su grandiosidad.
Compartir La normalidad de hacer locuras
La locura es, en realidad, la privación del uso de la razón o del buen juicio. El problema es que hasta fines del siglo XIX, la locura estaba relacionada con el rechazo a las normas sociales establecidas. Por este motivo, todavía hoy las personas que no siguen los patrones sociales son vistas como locas y sus comportamientos como locuras. Las sociedades suelen crear una serie de modelos de conducta que engloban las diferentes etapas del desarrollo humano. Dejando de lado las diferencias culturales, la mayoría de las sociedades espera que las personas nacen sanos, que crezcan sin complicaciones de salud, que estudien una profesión universitaria o que se especialicen en algún campo productivo, que se casen y formen un nuevo grupo familiar, en una nueva casa.
Tales paradigmas no son otra cosa que la famosa norma, lo que es aceptado como normal, y cualquier actitud o idea que salga de sus límites es considerado incorrecto o, dependiendo del caso, una verdadera locura. Sin embargo,a veces hacer locuras es la única reacción sana para una sociedad enferma.
"La mediocridad para algunos es normal, la locura es poder vivir más allá."
-Charly García-