Cuando sufrimos un rompimiento amoroso muy doloroso o tuvimos varias relaciones sin éxito, podemos perderse. Algo como una nave encallada en medio del océano, a la deriva y sin control. Para muchas personas, la alternativa a esta situación es el turismo emocional. Una fuga adelante, sin cura, ni cicatrización previa.
Separarse de la persona con quien pasamos por diferentes etapas de la vida supone el sufrimiento debido al distanciamiento físico, pero también a la separación emocional. Y es precisamente esta última la más difícil de curar, porque tendemos a resistir.
Turismo emocional, un proceso de duelo incompleto
Después de una ruptura, muchas personas pasan por un largo proceso de luto en que poco a poco entran en contacto con la realidad: la pérdida de un compañero de vida. En un primer momento se niegan a aceptarlo. Más tarde, la desesperanza los visita e incluso pueden experimentar síntomas depresivos y de ansiedad.
La siguiente fase del proceso es la aceptación. El retorno al mundo real y la suposición de que las ilusiones eran meras utopías. Es el momento de reconstruir y conocer a nuevas personas. Finalmente, si todo va bien, se experimenta el sentimiento de superación. Por último, la persona se vuelve capaz de analizar la relación anterior con objetividad y aprender de los errores pasados.
El turismo emocional surge en las personas que no completan este proceso de luto por miedo o como mecanismo de defensa. Se quedan ancladas en una de las etapas y se niegan la oportunidad de mantener relaciones positivas en el futuro. Escogen volverse insensibles y mantener vínculos interpersonales con otros como un pasatiempo turista.
Los navegantes sin rumbo
Los turistas emocionales van saltando de persona a persona, de un lugar a otro, de puerta a otra, sin una dirección fija. Ellos simplemente se dejan llevar. Exploran nuevas sensaciones y se definen como verdaderos aventureros. Ellos buscan placer, alegría y euforia. No sienten la necesidad de comprometerse o asumir la responsabilidad por las personas a las que se vinculan.
Ahora, no confunda a esas personas con aquellas que optan por no tener un socio porque prefieren ser solteras. El turismo emocional no es el resultado de la elección de ser soltero, sino un comportamiento derivado de la autosuficiencia emocional.
Rechazan el vínculo duradero
El turismo emocional juega inconscientemente contra los deseos de la persona. Así, aunque estos marineros deseen iniciar una relación estable con un nuevo socio, no pueden hacerlo porque aún no han enfrentado el dolor de su ruptura anterior.
Están anclados al pasado, aunque finan que no. Por lo tanto, prefieren ir de isla en isla, sin parar para reflejar en cualquier costa. De esta forma, si ellos encuentran su "paraíso" codiciado, no permiten que el amor vuelva a mandar en su corazón. Ellos dejan a esa persona escapar y continúan viajando por el mundo. Siempre dejan la puerta abierta
Si usted se encuentra con ellos, seguramente le incitará a seguir su filosofía. "Es mejor arrepentirnos de lo que hicimos que de lo que dejamos de hacer". "Tener una oportunidad. De lo contrario, no sabes lo que podría haber ocurrido ".
Los turistas emocionales generalmente prefieren un "hasta pronto" que un adiós . Le permiten ver que pueden regresar en cualquier momento, pero también que nunca van a hacer eso.
Intermitencia histriónicaEs inconstante. Hoy sí y mañana no. El turista emocional viene y va.
Su día a día es gobernado por inestabilidad, desorden y egoísmo.
Aquellos que están del otro lado acaban por no esperar nada de ellos. Los turistas emocionales son como aquellas estrellas fugaces que pasan una vez y tal vez nunca vuelvan a aparecer. Intermitentes en la presencia y los sentimientos. Compartir
Este comportamiento puede ser muy peligroso psicológicamente.Es una manera de vivir el día a día que puede llegar a ser adictivo y generar dependencia. Y más, si el turismo emocional es asumido como un medio de vida, estar en esa cuerda floja constante genera una inseguridad que puede ser patológica.
Extroversión excesiva Los turistas emocionales disfrutan tanto de nuevas amistades y relaciones esporádicas como de dejarlas ir o romperlas. Raramente sus relaciones acaban siendo productivas, porque ellos prefieren aprovechar el viaje.
Su vida se basa en el aquí y ahora.
Si es temporal, sirve de aprendizaje Sin embargo, a veces es conveniente dejar lo establecido y descubrir el mundo
. Muchas personas, después de salir a la superficie de una situación amorosa particularmente perjudicial y duradera, deciden viajar en nuevos lugares.
Si comienzan su ruta de turismo emocional y son conscientes de que lo hacen para deshacerse de su dolor, entonces ellos podrán navegar, perderse y encontrarse de nuevo sin perjudicar a las personas a su alrededor. Este viaje generalmente sirve como una gran experiencia de aprendizaje, porque se convierte en una experiencia bien desarrollada y enriquecedora.
Cómo ayudar al turista emocional Lo más normal es que estas personas no sean conscientes del desgaste emocional que están sufriendo. Si ellos deciden oírlo, es conveniente que usted los aconseja a ir al psicólogo o psicoterapeuta.Sólo un especialista en parejas puede ayudarles a hacer los ajustes necesarios para normalizar sus vidas.