Las personas de alma humilde y corazón valiente cautivan. Atraen a quien no se rinde, inspiran a quien sabe lo que quiere mucho más allá de cuantos obstáculos puedan aparecer en el camino. Nos gusta sobre todo de estas personalidades que no conocen rendición, y que en un momento dado lo hicieron: aprendieron a amarse a sí mismas.
Si es valioso disponer de amigos y familiares con este tipo de perfil y de actitud, es aún más importante transformarnos nosotros mismos en una de esas personas, de esas con aroma de gusto, puedo y yo merezco. Pero si hay algo que esta sociedad en la que vivimos nos muestra con frecuencia es que quien se atreve a decir esta misma frase en voz alta pecará por cierto narcisismo.
"Si usted no tiene amor propio ... ¿a qué puede aspirar?"
-Walter Riso-
El deseo de sí mismo es probablemente la raíz más valiosa de nuestro bienestar psicológico. Esta dimensión es, ni más ni menos, la que garantiza nuestra supervivencia, tanto física y emocional. Es este cariño también lo que nos permite soportar con mayor o menor grado los va y vienes de nuestra vida y de esta compleja sociedad que tiene tantas contradicciones como nosotros mismos. Sin embargo, a veces tenemos la clara sensación de que esto de "gustar" de sí mismo, de decir en voz alta que somos merecedores y capaces de cualquier cosa, es poco más que un gesto exacerbado de mal gusto. A los ojos de muchos corre el riesgo de parecer pedantes, egoístas y obviamente, narcisistas.
Veamos: ser altruista, noble y humilde es una cosa buena e incluso necesaria, pero para disponer de una buena salud psicológica es necesario invertir en esas otras dimensiones a veces descuidadas: el respeto por sí mismo, la autoconfianza, el amor propio, la dignidad personal ...
El narcisismo sano del cual a veces descuidamos La palabra "narcisismo" nos provoca un cierto rechazo sólo de oírlo. Pero ... y si dijéramos que existe una vertiente sana que todos de alguna forma necesitamos? Por más curioso que pueda parecer, cada uno de nosotros llega al mundo con la necesidad de gustar de sí mismo "instalada de fábrica" , es como un programa genético que más tarde y por diversas razones, acabamos llevando al cesto de reciclaje o amordazando para que no nos avergüence.
Para entenderlo mejor, debemos pensar en los bebés y en los niños de 3 o 4 años de edad. En su comportamiento existe una red de narcisismo esencial que busca exclusivamente que sus necesidades básicas, sean físicas o emocionales, sean satisfechas. No lo hacen por egoísmo, lo hacen primero para sobrevivir y después como parte de su desarrollo psicológico y social.
Más tarde este reflejo, este instinto, puede adoptar tres caminos diferentes: El primer, que el niño piense, por la interacción vivenciada con su entorno, que es indigno de recibir amor. Sus necesidades emocionales no son satisfechas y poco a poco cae en una espiral de autodegradación donde se destruye completamente su autoestima. Se entiende que los otros no la aman, tampoco se amará a sí misma.La segunda vertiente es igualmente negativa:
el narcisismo exacerbado, donde el niño desarrolla una necesidad extrema de buscar la atención y el elogio del adulto.
Necesita ese estímulo externo, persistente y continuo para sentirse reconocido y lograr poder. Poco a poco, a medida que crece, esa práctica seguirá siendo su principal necesidad: procurará ser siempre el centro de la atención y su única preocupación será él mismo.
- Por último, la versión más sana, es el niño capaz de preservar ese narcisismo sano donde comprende que gustar de sí mismo es fundamental para sobrevivir
- . Así, poco a poco, en vez de exigir la atención constante y el estímulo de su entorno para sentirse reconocido, logra desarrollar una fuerte autoestima con la cual sentirse capaz, digno, valiente y merecedor de alcanzar lo que desee. Las personas que gustan de sí mismas logran lo que desean Estas personas no son egoístas, ni narcisistas, y mucho menos pedantes.
- Generalmente son discretas. No suelen hablar sus planes en voz alta, ni llevan carteles proclamando sus virtudes o sus capacidades como otros harían, aquellos que practican de verdad el narcisismo más afilado, el que se nutre de apariencias, del "digo mucho pero poco hago" y del " "Si quisiera algo le usaré para conseguirlo". "Hay una cosa peor que la muerte y el sufrimiento: la falta de amor propio."-Sándor Mára-
Las personas con una buena autoestima y que se aman a sí mismas de forma valiente y sana
avanzan por sus caminos en silencio y sin llamar la atención , pero siempre tienen la mirada en el horizonte para alcanzar sus propósitos, sin importar lo que otros digan, lo que otros piensen o lo que los demás hagan. Por otra parte, una cosa curiosa que no debemos olvidar es que según explica la neurociencia, esa área del cerebro donde nacen y se programan nuestras metas existenciales es la corteza orbito frontal. Esta estructura, a su vez, está muy vinculada al plano emocional, pero principalmente a ese tipo de personalidad firme y fuerte que entiende de hábitos, de persistencia y de esfuerzo personal.
Todo esto nos muestra, una vez más, que sólo las personas valientes y aquellas que se caracterizan por una buena dosis de amor propio y fuerte autoestima tocan el cielo con la punta de los dedos. ... Y no, en ningún momento se preocupan lo que otros dicen, porque la energía para el triunfo reside siempre en el interior de sí mismo, en ese canto privado del que necesitamos cuidar diariamente.