Actualmente la intolerancia a la frustración es grande. Los padres no tienen tiempo para dedicar a los hijos y acaban liberando todo, para sustituir el cariño, la atención, la presencia. Los niños crecen haciendo todo lo que quieren, sin límites, valores, y referencias.
También existe una competitividad muy grande, la necesidad de alcanzar una falsa perfección. Muchos, al darse cuenta de que no la alcanzan, pierden el interés por la vida, no se contentan con lo que tienen y dejan de buscar mejorar.
Los principios y valores fueron invertidos, parece que sólo tiene valor quien tiene dinero, quien tiene status social. Las personas se quedan en la búsqueda de alcanzar este ideal y se olvidan de vivir su vida actual, no aprovechan los momentos con la familia, no sienten gratitud por lo que tienen, siempre soñando con lo que los demás poseen.
Esto nos ha hecho amargos, limitados, agresivos, desinteresados. Los jóvenes buscan disimular esta angustia con el uso de drogas, practicando bullying, teniendo relaciones sexuales sin control. Estas prácticas causan enfermedades físicas, emocionales y mentales. La juventud / adolescencia es la parte de la población más vulnerable, pues aún no poseen compromisos serios, no son más niños, no viven las fantasías inocentes de la infancia, ya pueden percibir la miseria general y darse cuenta de que no son felices.
Muchas vidas han sido segadas por el suicidio.
Existencias prometedoras han llegado al fin precozmente. Influencias negativas han dominado las mentes jóvenes, que no tienen referencias fuertes a seguir. La forma de creación que da todo lo que los niños piden, libera todo, no impone límites, ha creado personas mimadas, sin censo de responsabilidad y de enfrentar desafíos. Entonces, ante las primeras dificultades, de la primera decepción amorosa, del primer "no", entran en desesperación, no entienden el por qué y se rebelan.
En consecuencia, dependiendo de la personalidad de cada uno y de los ejemplos que vieron durante la vida, algunos se vuelven violentos, agresivos a los demás, lastiman, violan, matan; otros se agreden a sí mismos, emocional o físicamente, se mutilan, pudiendo llegar a intentos y al acto del suicidio. El dolor emocional también lastima; En el primer desprecio, se sienten sin valor, pues creían que la forma de ser amado era recibiendo respuestas positivas para todo, siendo que el "no" los deja perturbados, perdidos, creyendo que poseen algún problema .Este dolor es enorme, llevando muchos a lastimar físicamente porque, por algunos momentos, no sienten el dolor psíquico, que es más fuerte. Esta práctica puede convertirse en un vicio, siendo "normal" recurrir a ella. El amor a la vida se va enfriando y va siendo necesario profundizar más, hasta que el único paso que falta es el suicidio.
Otros jóvenes (aliados a esto, o de forma aislada), empiezan a hacer uso de drogas en la búsqueda desenfrenada por la satisfacción total, comienzan poco a poco, con algo leve. Sin embargo, con el tiempo se vuelve más necesario, más urgente, y se van profundizando cada vez más en el uso, que se convierte en abuso, generando dependencia. Se convierten en esclavos de las drogas, la vida pierde el sentido, pudiendo también culminar en suicidio, por sobredosis, por no tener conciencia de lo que hace, por no querer más vivir y encarar la realidad.
Muchas personas juzgan esta actitud de los jóvenes como "falta de lazo", "frescura", pero sabemos que va mucho más allá. La violencia no resuelve nada, por lo demás, genera otros problemas, el castigo sin diálogo no hace a nadie mejor.Lo que falta es cariño, afecto, tiempo, comprensión y límites bien aclarados.
Solamente los padres estando presentes, y siendo ejemplos, podrán explicar a los hijos el motivo de tener que actuar de una u otra forma. Los padres que valoran las buenas actitudes de los hijos y son receptivos a dialogar sobre las malas, poniendo la importancia de ser buen ciudadano, de tratar bien y respetar a todos, de tener buenas maneras, de forma clara, aplicando castigos justos, crearán hijos educados, decentes y fuertes ante la vida. De esta forma, las dificultades y negativas de la vida serán percibidas como normales y necesarias, no siendo algo que da dolor, sino que fortalece y nos hace personas mejores, con censo de responsabilidades y límites, siendo felices con lo que tenemos y buscando ser mejores ¡cada dia! Sin embargo, sabemos que muchos padres no están dispuestos a cambiar, no saben cómo hacerlo. Por eso, muchos adolescentes / jóvenes tendrán que enfrentar la vida, a pesar de la forma como fueron creados, buscando conocer mejor a sí mismos, entender lo que les deja tristes, desmotivados y luchar contra esto.
Es necesario tener buenas amistades, caminar con personas positivas,
buscar referencias en adultos sabios, buscar apoyo profesional, no entregarse a la desesperación, pero percibir que la vida debe ser vivida de forma leve, sin cargos excesivos y, al mismo tiempo, el mismo tiempo, con responsabilidad y sabiduría.