No! ¡No me diga cómo debo ser! ¡No me diga lo que debo hacer! ¡No me diga qué debo comer, vestir o cómo me siento! ¡No me juzgues por no ser igual! No me juzgue por no ser normal. No me digas por donde debo seguir, sólo yo conozco mis caminos, muchos todavía no sé dónde van a dar, pero no me quede el derecho de elegir.
Y de ahí si voy a romper la cara? Y de ahí si yo escogí el camino más largo? Mientras usted toma los atajos, aprovecha el paisaje, rehizo los pedazos quebrados dentro de mí, mientras usted llega donde anhela y sin embargo se siente perdido, tomo el camino alternativo y me reconozco en toda su extensión. No me venga a dictar reglas, cuando sus reglas violan lo que tengo de más precioso, mi autenticidad.
Me marea ver tanta gente sobreviviendo y olvidando de vivir, cuánta gente muere, incluso antes de envejecer, mueren en vida, vieron zombis a seguir prototipos sub humanos vacíos y frustrados. No, no quiero ser como tú.
Usted reclama de mis curvas avanzadas, de mi pelo y de mi piel coloreada. Usted critica mi forma libre de vivir, mientras que se sostiene a estereotipos fallidos que sólo lo hacen sufrir. No, no me venga con prerrogativas y melindres, si usted no sabe quién es, no quiera que me pierda de mí misma. Me encontré y eso me costó un trabajo de los diablos, si usted quiere seguir agarrando atajos, no me confunda con sus encrucijadas, pues ya vencía las mías y mi camino ya aprendí a caminar.