Tal vez, cuando José Luis Cortés afirmó que "a veces, sonreír es la mejor manera de contribuir a cambiar el mundo", él estaba siendo excesivamente ambicioso. Sin embargo, un detalle parece evidente: hacer que sea divertido tal vez no cambie todo el conjunto de sociedades, pero puede hacer toda la diferencia para los niños.
Son muchos los estudios científicos que demuestran el valor de la risa y la diversión en todos los niveles. En el plano físico o psicológico, sentirse bien y dejar las cosas divertidas es óptimo para aprender. Además, es un analgésico natural porque activa la liberación de dopamina y de serotonina y promueve el bienestar. Así, si es útil para combatir el estrés o la depresión, ¿por qué no va a ser positivo para educar a nuestros niños y reducir sus niveles de ansiedad? "El día más irremediablemente perdido es aquel en que no hay risa."
- Nicolás Sebastien Roch Chamfort -
Según la ciencia, hacer algo divertido hace que los niños aprendan
Un nuevo estudio científico viene a unirse a la legión de investigaciones que comprueban el gran valor de la risa. Esta vez, fueron psicólogos de la Université Paris Ouest Nanterre La Défense.
Según ese grupo de psicólogos, la risa es un gran medicamento para el cuerpo. Pero no es sólo eso, también es maravilloso cuando se aplica en el aprendizaje infantil. De hecho, según los datos obtenidos, los niños aprenden mejor cuando se ríen. Mientras se ríen.
¿Cómo descubrieron ese efecto de la risa? Primero, se preguntó qué efecto tendría el sentido del humor en la capacidad de aprender de los niños. De esta forma, se creó un grupo de 53 niños de aproximadamente 18 meses de edad. La tarea a realizar era aprender a usar un objeto para alcanzar un juguete que, de otro modo, no podrían lograr. El objetivo era que los niños aprendieran después de ver cómo un adulto hacía. Los niños, divididos en dos grupos, mostraron diferentes resultados después de ver vídeos un poco diferentes. Por un lado, el grupo en el que el adulto actuó de manera simpática fue más soñador e incongruente y, definitivamente, esos niños se rieron. Ellas, después de divertirse, imitaron mejor que el otro grupo los movimientos del adulto para alcanzar el juguete. Y más, el 94% alcanzó el objeto, mientras que en el otro grupo sólo el 25% concluyó la tarea.
Hacer el aprendizaje divertido cambia el cerebro infantil No se ha presentado una explicación clara sobre los efectos obtenidos. Sin embargo, se especuló que la risa puede cambiar la química cerebral. Al generar diversión y emociones positivas, aumentaría el nivel de dopamina. La dopamina es un neurotransmisor que está involucrado en los procesos cognitivos cerebrales. Según las observaciones, este neurotransmisor es sensible a los cambios en la corteza prefrontal de los niños. De esta manera, influye a nivel celular las neuronas de la corteza prefrontal. Potencializa la excitación de las capas más profundas, estimula el aprendizaje y facilita una buena regulación de los procesos cognitivos. Y más, vale recordar que los bajos niveles de dopamina, según muchos estudios, afectan la memoria. Así, su déficit es claramente perjudicial en todos los aspectos.
La diversión como foco de atención
Está claro que
las actividades divertidas son maravillosas para el aprendizaje. De hecho, en un estudio realizado por un equipo multidisciplinario de la Sam Houston State University, se demostró que los estudiantes se acordaban más cuando el profesor incluía bromas mientras hablaba de un determinado tema. Parece bastante evidente que hacer el momento divertido es una técnica infalible para el aprendizaje infantil. En este sentido,
crear un ambiente relajado e íntimo, que aleja la ansiedad y el estrés, favorece la capacidad de atención de los niños.
No cabe duda de que
cuando nos divertimos, aprender y mirar es mucho más fácil.
De hecho, esta parece ser una realidad perfectamente aplicable tanto en el mundo de los niños como en el de los adultos. "Cuando se es joven, se sonríe en el vigor de la edad y de la inocencia; cuando se es viejo, en la riqueza de la experiencia. " -Papa Juan XXIII Así, piense bien sobre ese asunto. Como adultos, profesores, monitores, educadores o simplemente seres sociales, si hacemos que algo se vuelva divertido, va a ser mucho más fácil que otras personas, niños y adultos, aprendan con más facilidad.
Vamos a poner esto en práctica?