Pensamos que la felicidad es algo que llega de repente, como si no dependiera de nosotros mismos. Pero la felicidad, así como nuestro cuerpo, debe ser entrenada.Nos cuidamos muy físicamente, practicando deporte, teniendo una alimentación sana, pero muy poco mentalmente.Entrenar nuestro cerebro debe ser de igual importancia a entrenar nuestro cuerpo. Nuestra forma de ver la vida es, sin duda alguna, la mejor forma de cuidar. Si vemos nuestra vida como algo externo a nosotros, estaremos dejando nuestro bienestar en las manos de la suerte o del azar.
Este punto de vista es generalizado, como si sólo pudiéramos ser felices o disfrutar de las situaciones en los momentos de alegría que la vida trae, como si no fuéramos capaces de producirlos por nosotros mismos. La felicidad no es un tren que pasa por la estación mientras usted espera, es un tren que usted construye y para el cual usted elige la destinación.
Compartir son los pensamientos que, en última instancia, nos llevan a tener una vida equilibrada o desequilibrada. Los pensamientos que nos desequilibran son los que tenemos que entrenar para poder tener control sobre ellos, de la misma forma que entrenamos el cuerpo para conseguir correr. Son los pensamientos que forman nuestros hábitos, nuestro carácter y, por lo tanto, si queremos cuidarnos mentalmente, vamos a empezar a cuidar de lo que pensamos. La sociedad consumista nos vendió la idea de que para ser felices debemos tener una casa decorada con las últimas tendencias, un coche nuevo y el mejor cuerpo de la playa. Según el psicoterapeuta Russ Harris, es verdad que si tenemos objetos o metas externas nos sentiremos felices, pero sólo por un breve momento.En realidad, una vida centrada en los valores personales nos ofrece una mirada más amplia de la realidad. De esta forma, no sólo disfrutamos de los objetivos, sino también de lo que acompañan. Hablamos de valores como la gratitud, la aventura, la diversión o la curiosidad. Hablamos de cuidar de nosotros mismos.
Cuando usted piensa positivo, las cosas suceden.Compartir
Neurotransmisores y felicidad
Cuando pensamos, nuestro cerebro secreta ciertas sustancias químicas, llamadas neurotransmisores, que son las encargadas de activar o inhibir los estados anímicos.Los neurotransmisores están diseñados para que nuestro sistema funcione de forma sana y en equilibrio.Si pensamos de forma adecuada, el cerebro liberará un tipo concreto de neurotransmisores; si pensamos de forma poco adaptativa, el cerebro liberará otro tipo de sustancias, o las mismas, pero en diferentes proporciones.
Si cerramos los ojos y dibujamos el perfil de una persona que amamos, nuestro cerebro secretar dopamina, oxitocina, etc. Lo que nuestro cuerpo sentirá será amor, y esa química trae salud a las células. Pero si pensamos en algo que nos causa ansiedad, vamos a liberar hormonas del estrés.Al pensar, creamos un hábito, y ese hábito activa las sustancias que nos dejan alegres o tristes.
Si nuestros pensamientos son automáticos o irracionales, vamos a acostumbrarnos a activar un determinado neurotransmisor
y acabaremos haciéndolo de forma automática. Esto ocurre diariamente; muchas veces activamos el neurotransmisor que no encaja con la situación en la que nos encontramos. Por ejemplo, si estamos en una situación negativa, el pensamiento adecuado nos hará sentir tristeza, produciendo en nuestro cerebro una caída de serotonina. Lo irracional sería tener pensamientos alegres en situaciones tristes, ya que la serotonina subía y nos produciría un estado de alegría en un contexto equivocado.Lo mismo ocurre en las situaciones en que los pensamientos adaptativos deben ser alegres.Al tener el hábito automático de secretar hormonas de tristeza, nos sentiremos tristes incluso si estamos recibiendo buenas noticias.
No siempre es posible estar alegre, pero aún así es posible ser feliz.
La felicidad es un concepto más amplio que la alegría.Implica encontrar un camino y un significado en nuestras vidas. Ser feliz es una forma de cuidar de nuestro cerebro, de mantenerlo activo, equilibrado y de mantener sus células sanas.La responsabilidad de nuestra felicidad está en nosotros, de modo que no podemos culpar a nadie si no la alcanzamos.
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Cuidar de nosotros mismos a través del pensamientoLas personas utilizan procesos comunes al tratar con la información que forma sus pensamientos. Muchas investigaciones científicas han descubierto que los seres humanos, al pensar, suelen cometer una serie de fallas o desvíos de los que no tienen conciencia.Estas desviaciones nos impiden analizar la información desde una perspectiva correcta y equilibrada.
Los pensamientos sesgados y distorsionados nos hacen entrar en conflicto con nosotros mismos, con los demás y con la sociedad en general. Esto hace que aumente los niveles del neurotransmisor del estrés, dejándonos más negativos, desconfiados e irritados. Para que esto no ocurra, es siempre una buena idea entrenar a nuestro cerebro para pensar correctamente, con juicios precisos, racionales, y utilizando toda la información disponible.Cuidar de nosotros mismos, prestar atención a lo que pensamos y en cómo pensamos es el verdadero camino hacia la felicidad
, ya que si pensamos correctamente, sin dejarnos llevar por las distorsiones, secretaremos en nuestro cerebro una serie de hormonas y neurotransmisores que nos conducirán al bienestar. La serotonina, la noradrenalida y la oxitocina son las "culpables" de nuestra felicidad. La única forma que tenemos de liberarlas naturalmente es a través del cuidado de nuestros pensamientos.La razón construyó el mundo moderno que puede ser corrompido por la irracionalidad aparentemente inofensiva.