¿Cuántas veces en la vida te has visto obligado a decir adiós? En realidad, no importa cuántas veces haya hecho esto, lo fundamental es saber que a lo largo de su ciclo vital será necesario romper más de un vínculo, aunque esto represente sufrimiento.
Decir adiós es crecer, es permitirse encontrarse consigo consigo mismo, porque, en ciertas circunstancias, algo o alguien le estaba alejando de esas esencias que son la felicidad y el equilibrio con el propio ser. Digo adiós porque sé que usted ya no necesita, porque no soy su propiedad, porque sus vacíos me llenan de carencias y porque a pesar de no decir eso en voz alta, ya hace tiempo que nos despedimos.
CompartirEn realidad, podríamos decir que
la propia despedida en sí no duele tanto como sostener la voluntad de volver. ¿Por qué es allí donde se encuentra no sólo nuestra propia fortaleza, sino también nuestra dignidad. Nunca se permita ser frágil y correr detrás de quien no necesita de usted o de quien ya sabe donde usted está.
Al hacer esto, usted estará causando un daño profundo a sí mismo, a su autoestima y, a su vez, estará ofreciendo poder a una persona que tiene en su mano la clave de la cerradura de su felicidad. Es usted quien necesita tener esa clave, usted es quien debe mantener las riendas de su vida sabiendo en todo momento en quien vale la pena invertir tiempo, sueños y esperanzas.
Decir adiós es un acto de coraje y la mejor expresión de amor propio. Romper el vínculo con quien no necesita más de nosotros requiere coraje
Sería óptimo si las cosas fueran más fáciles
, si existiera una posición mágica para el desamor, para cerrar las puertas del corazón a quien ya no le gusta más, y practicar el arte del olvido como quien lanza una piedra en el río y mira cómo desaparece en las profundidades.Decir adiós requiere coraje, es un acto de voluntad personal por una necesidad vital. Es cerrar un círculo donde usted mismo decide que ya no va a permitir sufrir, porque quien sólo da ausencias no merece su presencia.
CompartirNo existe el olvido inmaculado que no deja marcas o cicatrices.
Porque decir adiós implica a veces tener que curar muchos espacios, muchas penas y dolores del alma que el tiempo no siempre alivia con el simple paso de las hojas del calendario. El tiempo no cura si no hacemos nuestra parte, por lo que vale la pena considerar estos aspectos. Decir adiós implica encarar un luto
Es preciso asumir que el hecho de decir adiós, de dejar ir, implica pasar por un proceso de duelo. Muchas son las personas que por no comprenderlo de esta forma, deciden aferrarse al día a día sin haber administrado pensamientos y emociones.
Decir adiós a una persona que era significativa para usted requiere, en primer lugar, entender lo que ocurrió, lo que provocó esa separación. Es necesario aceptar que o usted ya no es amado, o es necesario dar por terminado una relación que provoca más sufrimiento que felicidad.
- Las rupturas de vínculos requieren algún tipo de desahogo emocional,
- sea con lágrimas o con palabras.
- La aceptación llega día a día, con lentitud, pero con usted estando seguro, sintiéndose bien consigo mismo porque usted tomó la decisión correcta. Decir adiós sin odio
- Decir adiós sin rencor, odio o desprecio no siempre es fácil. En el momento en que ganamos conciencia de que ya no nos necesitan, de que nos dejan de amarnos o de que nos ofrecen un amor envenenado o doloroso, lo que sentimos es impotencia y rabia.
Tenga en cuenta que toda emoción negativa le impedirá cerrar este círculo. Es una carga que usted va a almacenar y que, de alguna forma, implica continuar "unido a esa persona".
La rabia, el odio y el rencor dejan huellas en nuestra personalidad y en nuestras emociones. Hacemos que seamos desconfiados, y que esa rabia genere aún más negativismo contra nosotros mismos.
- Libérese de todo,
- desprenda de quien no necesita de usted y de toda emoción negativa que implique seguir anclado a quien le ha hecho mal de alguna forma. Todo esto le permitirá avanzar con más ligereza.
Si acumulan cada piedra del camino, al final no podrá recorrer su camino de la vida. Se quedará encallado. Libérese. Decir adiós para volver a ser quien usted era y crecer Cuando mantenemos una relación disfuncional, es decir, ese en el que se experimenta sufrimiento, desilusión y donde, lejos de crecer, se rompe el equilibrio personal, lo que hacemos en la verdad es nos alejan de nosotros mismos. Decir adiós implica hacer un delicado viaje de regreso. Usted necesita curar las heridas, cuidar y volver a su esencia, recuperar no sólo la persona que antes, sino también crear quién desea ser ahora.
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Deseo ser esa persona que es capaz de decir adiós y dejar ir para que venga cosas nuevas. Cosas mejores.
Deseo ser quien era, y aunque es consciente de que ya perdí parte de mi inocencia y ese destino ligado a quien dejé atrás, sé que soy autor de mi futuro. Sé que voy a andar con esperanzas renovadas, que no seré víctima, sino alguien capaz de aprender de lo que he vivido y convertirme en quien deseo ser.