Una de las quejas más frecuentes en la consulta inicial de una terapia de pareja es: "Él no me entiende ...", refiriéndose a problemas de comunicación.
Independientemente del tiempo de la relación, o de la edad de sus miembros, estas fallas son el primer indicio de un conflicto que puede agravarse. Muchas veces la gente suele esperar que el otro cambie. En el caso de las largas conversaciones, el trato afable, la escucha atenta, para sustituirla por la apatía, crítica, actitudes defensivas u ofensivas ...
Pero, ¿cómo se deteriora la comunicación de la pareja?
En la infancia fuimos modelados por la conducta de nuestros padres. Luego, en la adolescencia y joven mayoridad germinaron actitudes de nuestra propia cosecha. Todo lo que percibimos a nuestro alrededor pasó a formar parte de nuestra visión del mundo. Pero, obviamente, nuestro compañero trae sus propios cristales para interpretar el mundo. En la etapa del idealismo, colocamos nuestras expectativas y fantasías sobre el otro. Aceptado hasta lo que no nos gusta. Superada esta etapa, aparece el primer conflicto y los pensamientos ilógicos, como: EL LECTOR DE MENTES: Típico en una discusión: ¡Sé lo que usted está pensando! ¡Te conozco!
Aunque el otro no haya verbalizado ninguna frase. Erroneamente pensamos que la convivencia permite adivinar los pensamientos y actitudes de la pareja. Pero, ¿cuántas veces se equivocó al imputar intenciones en alguien?
LA INDIFERENCIA: es un estilo de pensamiento irracional. Son nuestros pensamientos colocados en el otro. Así como el faro proyecta su luz sobre un objeto fijo.
LA MINIMIZACIÓN DEL ASUNTO:La mujer en momentos de tensión suele querer ser oída sin juicio. Necesita ser comprendida. Es probable que sepa la solución al problema, pero lo que busca en su compañero es la validación de sus sentimientos; pero ... el compañero inmediatamente aparece con una solución: "¿Está viendo? ¡No tiene importancia! "
Por otro lado, en muchas ocasiones el compañero responde con:CRÍTICAS: Nada calla a una persona más rápida que el consagrado:" Te dije ".
Las comparaciones y las humillaciones crean heridas que cierran las líneas de la comunicación. Es difícil compartir un pensamiento con una persona que lo sabe todo.
LA FUGA: Puede ser literal o simbólica. En la misma mesa para cenar sin cambiar las miradas. Frente al menor intento de conversación se esconde delante de la televisión, de un libro o del otro lado de la cama. Ambos sienten que son abandonados por su compañero, ya veces rechazado. Las discusiones reemplazan las largas conversaciones iniciales.
Vacío, rabia, decepción, frustración, dolor, tristeza son parte de los sentimientos que afloran de los pensamientos ilógicos. Guardar el silencio frente al compañero aumenta el dolor. Y el ciclo se repite: Dejó de amarme, hay otra persona, cree que soy tonto ... en consulta muchas veces se sorprenden al descubrir cuán engañosas eran sus conclusiones apresuradas.