En el mundo actual, dejamos de romper las barreras de la dificultad para presentar una masificación del facilitismo. El ser humano, por ejemplo, necesita hacer algunas tareas más fáciles para hacer que sean posibles varios de sus objetivos y proyectos. La rueda, por ejemplo, permitió que fuera posible transportar grandes pesos de un lado a otro. Buena parte de la historia humana fue de esfuerzo para facilitar los procesos. Lo malo es que eso acabó produciendo un ejército de facilitas.
Primero fue la revolución industrial y luego la revolución informática. Ambos fenómenos hicieron que la vida cotidiana se volviera mucho más rápida para los seres humanos. En otras palabras, lograron minimizar el esfuerzo para realizar muchas actividades cotidianas que antes exigían más energía y más tiempo. Por ejemplo, obtener información. La boca a boca fue sustituida por la gran prensa y luego por la información en tiempo real de Internet.
"El conformismo es la forma moderna del pesimismo."
-Antonio Escohotado-
Vale la pena preguntarse si todo eso realmente hizo la vida más fácil. Tal vez sea más correcto decir que ahora es más rápida y requiere menos empleo de energía física. Pero la existencia se ha vuelto tan compleja que las enfermedades mentales son las que más están aumentando su ocurrencia. Al mismo tiempo, se instauró el facilitismo como medio para enfrentar esa complejidad. De la facilidad al facilitismo
El propósito de la industrialización y de la informática no fue exactamente el de dejar la vida del ser humano más fácil.
Su objetivo último es hacer la producción más rápida y sencilla. Ella también acabó simplificando muchas tareas de la vida cotidiana, pero en esencia no se volvía a eso. Buena parte de estos avances se explican más por el concepto de dinero que por el bienestar. Sea como sea, la verdad es que ese principio de que todo funcione fácilmente se infiltrar en nuestra conciencia de diferentes maneras. La peor de ella es la que nos lleva a creer que lo fácil y lo rápido son atributos deseables. En cambio, el complejo y el lento son negativos. Esta forma de pensar es el sustrato del facilitismo.
En su expresión más positiva y benéfica, la ciencia y la tecnología han querido librarse de las tareas mecánicas y de aquellas que exigen fuerza bruta.
Se supone que, al agilizar tareas, como lavar la ropa rápidamente o transportar objetos muy pesados con más facilidad, todos tendríamos más tiempo disponible para dedicarnos a tareas más loables, que nos agregarían más. Pero eso no se realizó, o se realizó sólo en partes y para apenas algunas personas. Lo que aumentó fue la actitud de desprecio por el esfuerzo. Cada vez usamos más la tecnología que nos facilita tanto la vida y, al mismo tiempo, cada vez nos sentimos más perdidos ante el abismo del tiempo que viene por delante. Además, antes se trabajaba durante muchas horas y hoy seguimos trabajando lo mismo tanto o incluso más.
El facilitismo y la dignidad
Se ha construido un falso ideal: eliminar los problemas.
Se ha popularizado la idea de que no hay nada positivo en los problemas. Y peor aún, muchas personas se imaginan que existe de verdad una vida sin dificultades, un mundo sin obstáculos. Ellos creen hasta el punto de acabar frustrando porque el día en que los problemas desaparecen nunca llega. La gran paradoja es que nunca antes tuvimos la sensación de enfrentar tantos problemas.
Casi todo se ha transformado en una dificultad. Comer mucho o poco. Tener trabajo o no tener. Construir una vida a dos o no. Y un etecétera muy extenso. Desde el punto de vista psicológico, el facilitismo puede tener dos caras. Por un lado sería una respuesta defensiva a lo que se siente como una acumulación de problemáticas que no se resuelven. Por otro lado, también podría tratarse de una actitud infantil, en la cual el individuo desea permanecer en una condición que no exija sacrificios, esfuerzos o responsabilidades, como cuando era un bebé. Lo que ese tipo de posicionamiento no admite es el hecho de que la realidad y la dificultad andan de la mano. Pero, además, no comprenden que es exactamente la existencia de la dificultad lo que permite a una persona ya toda la humanidad buscar, encontrar y evolucionar. Hasta la invención del fuego fue una respuesta a una iniciativa que tenía como objetivo resolver un problema. Al ser solucionado, se establecieron las bases para que se diera un paso definitivo hacia el homo sapiens.
En general, el facilitismo no hace más que acumular y añadir problemas. Él priva a las personas de la posibilidad de probarse
, de evaluarse y así aumentar la confianza en sus propias capacidades. También les impide disfrutar de una de las plenitudes de la vida: sentirse digno de lo que es, de lo que posee y de lo que se es capaz de hacer. Con certeza hay dificultades imposibles de resolver solo, como el hambre mundial. Pero también hay muchas otras que son solucionables. Lo que falta es confianza en sí mismo. O amor propio. O ambos.