El miedo a la felicidad

Cuando era niño, siempre que daba buenas carcajadas oía a mi madre decirme: "quien muy ríe llorando". Y fatalmente eso sucedía, ya sea por coincidencia, o por profecía. Y así, a lo largo de toda mi vida, siempre que me cogía muy feliz quedaba a la espera del momento en que todo acabaría, en que toda la alegría sería encubierta por algún acontecimiento triste, como si tuviera miedo de la felicidad. ¿Por qué? ¿Por qué nos acostumbramos a esa cultura de que la felicidad dura poco , de que no merecemos tanto, de que algo triste va a suceder, como si no fuera posible ser, de hecho, completa e intensamente felices?

Parece que nacemos con un saldo negativo. Como si nuestra existencia en ese mundo fuera algún tipo de pago, de pena por cualquier cosa mal resuelta que haya venido con nosotros de algún tiempo, algún lugar. Y así, siempre que nos vemos felices y realizados, actuamos como si no merecíamos toda esa felicidad, atrayendo a cerca de nosotros energías negativas, pensamientos negativos y actitudes pesimistas que acaban culminando en un fin triste. ¿Era para ser así? ¿O lo hicimos?La felicidad no es un estado permanente y constante. Es una concepción equivocada de que la felicidad existe 24 horas al día para algunas personas, que existe quien viva en el mejor estilo "comercial de margarina", que nos causa frustración, dolor, sufrimiento, angustia y nosotras impide de valorar el momento en que la felicidad llega y se hace presente.

La felicidad se hace de momentos, como cualquier otro sentimiento. Nadie es constantemente triste, nadie llora un día entero, treinta días en el mes, nadie está permanentemente enojado. Son momentos. Es el valor que damos para estos momentos que los hacen grandes o pequeños, marcantes o irrelevantes.

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Cuando la felicidad llegue, cuando quieras hacer pis de tanto sonreír, cuando tu corazón no encaja en el pecho de tanta felicidad con una buena noticia, cuando estés viviendo un sueño junto a alguien legal, amoroso, no te preocupes. el fin de todo esto.

No tenga miedo de la felicidad: cada cosa dura el tiempo que debe durar

Viva intensamente el momento que merece ser vividoy espere pacientemente los momentos malos pasar.

Un día, en algún lugar, un sabio dijo que "nada es permanente en este mundo pasajero, ni siquiera nuestros problemas".

Así, pienso que mi madre tenía razón cuando decía que quien rima rime llorando, porque

los momentos vienen y van, como todo en la vida. Pero el hecho de saber que voy a llorar en algún momento no puede y no debe ser impedimento para que me sonríe, sonríe mucho y me deleite en la alegría y la felicidad cuando ella llegue.

Mañana, el futuro, a Dios pertenece!