En alguna ocasión, alguien ya ha recibido un diagnóstico con la siguiente indicación: "Usted ha estado muy deprimido; esto no tiene ningún remedio. Sugiero que continúe viviendo y que resuelva sus problemas lo más rápido posible. "
¿Puede usted imaginar las consecuencias que una frase como esta causan en la mente de una persona que no puede salir del fondo del pozo donde se encuentra?
Al romper una pierna, nadie recurrirá al vecino para ver si él la cura; buscaría un ortopedista. En un caso como éste, nadie puede culpar por ser tan distraídos, por no mirar a lo que estaba en el suelo o por no asegurarnos bien al bajar las escaleras.
En general, no pensamos así.Si nosotros rompemos nuestra pierna por una distracción nuestra, lo lógico sería nosotros mismos solucionar el problema, una vez que habríamos sido nosotros los responsables de lo que sucedió.
Si al final consultáramos a un médico, no pedía que explicáramos las razones que causaron el error que llevó a la quiebra de nuestros huesos, y tampoco nos recriminaría por nuestra falta de atención. Él se limitaría a actuar sobre el mal y buscaría maneras de resolverlo de la forma más adecuada y más rápida posible.
Pero si lo que se rompió en pedazos fue el alma, cuál es el sentido de todo eso? ¿Podemos recurrir a cualquiera para arreglarla? ¿Alguien nos culpar, aun cuando esta situación tan incómoda?
Probablemente nosotros mismos nos culpar por no haber sido más prudentes, por haber permitido que muchos daños fueran causados dentro de nuestro ser. Vamos a exigir mucho de nosotros mismos sin saber si es posible salir solos de esta situación.
El dolor psíquico
Ante la enfermedad física, nos preocupamos en cuidar de los enfermos y proporcionar todos los cuidados, pero cuando el mal es psíquico y el dolor es del alma, todo cambia radicalmente. Creo que la razón de esto reside en no saber muy bien qué hacer, cómo actuar, cómo ayudar al enfermo. Nadie nos enseñó nada sobre los cuidados adecuados para los problemas que nos hacen sentirnos tan mal emocionalmente. El dolor del alma es extremadamente intenso.
Al mismo tiempo, ver a alguien de quien nos gusta desanimado o deprimido, tan diferente de cómo se comportaba antes, nos desconcierta y aumenta nuestra inquietud.
Esto hace que a veces las personas vivan con ese mal sin buscar soluciones externas, creyendo que ellas deben actuar solas. Tal vez piensen que es algo que no tiene ningún remedio, que es algo con lo que tendrán que aprender a convivir. Y no es así.
No estoy diciendo que hay una solución para todos los males psíquicos, pero tampoco hay para todos los males físicos y eso no nos impide buscar la ayuda de profesionales adecuados. Hay una serie de alternativas para ayudar a encontrar un camino más sano que el del sufrimiento. Cuando el dolor es del alma, también hay ataduras y remedios; si usted no los conoce,
un profesional puede proporcionarle la respuesta que usted tanto necesita , y si este profesional no tiene la respuesta, busque otro. Si una persona no puede resolver un problema, no significa que esta solución no exista; ella no la conoce.Persiste hasta encontrar la solución a su problema, porque existe.