Dificultades financieras, la llegada y la educación de un hijo, la política familiar, los malos tratos psicológicos, la infidelidad, las diferencias de carácter: son básicamente estos los problemas más frecuentes y que más alejan a las parejas.
Una vez analizados estos problemas y sus motivos, es evidente que las parejas se distancian, sobre todo, por continuamente entrar en una dinámica interminable de discusiones sin límites, ni final. Las discusiones y las peleas son necesarias para llegar a acuerdos, siguiendo diferentes criterios, pero lo más grave es que algunas parejas no toleran, no aceptan, no conversan y, definitivamente: no saben discutir. Se concentran sólo en encontrar un culpable y reafirmar su postura, provocando situaciones rodeadas de gritos, ironía y destrucción, lo que provoca, a largo plazo, una frustración y una incomodidad difíciles de lidiar en la relación , en lugar de superación. Arrepentirse y disculparse termina siendo difícil cuando tenemos la convicción de que no somos los culpables por el problema. Pero cuando somos nosotros quienes nos sentimos heridos debido a situaciones similares, perdonar es casi imposible. No podemos simplemente facilitar el perdón con actitudes positivas y buenas intenciones, también hay que dejar que el tiempo cicatrize las heridas.Deberíamos ser humildes y disculparnos abiertamente, mientras aceptamos que todos cometen errores
, y nosotros también. Deberíamos dejar que el tiempo calme los ánimos y minimizar nuestro orgullo, para sólo así poder respetar el tiempo que cada uno necesita, además de aceptar que las personas pueden venir a ser perdonadas cuando el momento más oportuno llegue.
Si modificamos nuestra forma de comunicación al discutir, estaremos reforzando nuestra relación para poder resolver cualquier desacuerdo que pueda volver a suceder.Una pareja destruida es fruto de horas interminables de discusión, donde
el respeto y el afecto se van para dar lugar a la insatisfacción y al descuido
. Especialmente el detalle de no ser capaces de aceptar puntos de vista ajenos, o necesidades del otro, son pilares de las infidelidades y de los términos finales. Es imposible salvar una relación sin la presencia del perdón. Después de pasar la época de la pasión ardiente, de la intensidad, se llega a una fase de estabilidad con la intención de consolidación en un futuro próximo, pero también se puede llegar a una fase de desamor y apatía, en la que las discusiones y el el término caminan de la mano.Tal vez, si la pareja diera más atención a la pasión, a la comunicación, al diálogo, a la búsqueda de intereses similares, a la intimidad, a la complicidad de los actos y al tiempo de ocio compartido, muchas discusiones y separaciones podrían ser evitadas; Todo ello en beneficio de la estabilidad emocional que varía de intensidad, de forma natural durante toda la vida.