Soy la misma de siempre, pero no la de antes

Volví a ser la misma de siempre: alguien capaz de soñar, de saborear la vida a los bocados, a los goles y abrazos. Dejé de lado a la persona que fui hasta poco tiempo, alguien que había olvidado de sí misma para dar prioridad a los demás, una sombra de sueños despedazados y decepciones amargas que poco a poco fue capaz de curarse, de reencontrarse.

Todos nosotros, de alguna manera, ya pasamos por ese tipo de viajes personales donde tomamos conciencia de que nos habíamos alejado demasiado de nuestro norte emocional, de nuestro ecuador interno. Finalmente, en un acto de coraje sorprendente y de una lucha personal admirable, volvemos a rehacer nuestros pasos, sobre esas huellas dejadas en la arena de nuestros océanos emocionales para recuperar nuestra autoestima, nuestra integridad. "Todo el mundo piensa en cambiar el mundo, pero nadie piensa en comenzar el cambio por sí mismo."-León Tolstoi-En este delicado proceso psicológico para recuperar la propia identidad y los propios valores, tenemos que saber claramente que casi nunca iremos volver completamente inmunes. En este viaje de regreso cambian varias cosas, de modo que aunque miramos en el espejo orgullosos por haber dejado atrás lo que nos lastimaba, no seremos los mismos de antes, y tal vez tampoco seremos los de siempre.

Seremos una versión mejorada. Pero este es un proceso que sin duda lleva tiempo, pues a pesar de habernos alejado de esa fuente de dolor, nadie da el salto a la felicidad o al estado de calma y bienestar en dos días. Es necesario tiempo, voluntad, autocuidado y confianza. Proponemos que usted reflexione sobre eso.

Soy una persona que sufre y no me atrevo a cambiarEste hecho es curioso y es necesario pensar en él.Dejar de ser la persona que sufre supone poner en práctica una serie de pasos que no todo el mundo está dispuesto a practicar

. Primero, implica tomar plena conciencia del propio malestar. Después, la persona debe sentir una necesidad real de provocar un cambio y, por último, es necesario trabajar en un aspecto muy complicado: la voluntad. Puede ser que a primera vista todos estos pasos nos sorprendan, porque ¿quién no va a querer pasar por este proceso para dejar de lado el sufrimiento y sentirse mejor? En realidad, aunque nos sorprenda, hay quien no termine de dar ese "salto", ese acto de fe para reconocer que puede, debe y merece sentirse mejor. De hecho, Viktor Frankl nos explicó en su libro "El hombre en busca de sentido" que a veces

hay quien prefiera persistir en un estado de infelicidad antes de comenzar algo que le causa mucho más miedo: el cambio.

Por ejemplo, Anne Thorndike, médica de cuidados primarios en el Hospital General de Massachusetts en Boston, demostró que todos los pacientes que sufren de enfermedades cardíacas dan el paso hacia un estilo de vida más sano con el objetivo de garantizar su supervivencia. Además, también sabemos que

son muchas las mujeres que son reacias a dejar a sus socios, a pesar de ser infelices, por dos razones principales: por miedo y por temor al propio cambio.Ser la misma de siempre, ser mejorPara volver a ser la misma de siempre, alguien que confiaba en las personas, alguien que trazaba objetivos en el horizonte y quedaba encantada por la vida,es necesario ejercitar un músculo que siempre tendemos a descuidar

. Se trata de una estructura maravillosa de nuestra arquitectura emocional y psicológica llamada "voluntad". "Los que no cambian sus mentes no pueden cambiar nada."-George Bernard Shaw-En libros como "The Willpower Instinct" (El Instinto de la Fuerza de Voluntad) de Kelly McGonigal, nos explican que después de varias décadas de investigación sobre esta dimensión, se concluyó que

la fuerza de voluntad no es algo que se tiene o que no se tiene. En realidad, es como un músculo, como un recurso que debe ser utilizado e incluso "restaurado" de forma continua. Porque a veces, así como ocurre con el ejercicio físico, quedamos agotados, extasiados, y en el límite de nuestras fuerzas. A veces nos olvidamos de que todavía nos quedan fuerzas para decir "llega", que disponemos de una voz, de recursos propios y de puntos fuertes para dejar ir, para cerrar una etapa. No podemos olvidar que los costos psicológicos de no cambiar esos aspectos indeseables de nuestra vida son simplemente espeluznantes. Antes de concluir, es necesario que tengamos claro otro aspecto.

Cuando dejamos atrás una etapa compleja, la felicidad no está garantizada.

No es como cerrar una puerta y abrir otra donde en el mismo según seremos recibidos por una brisa caliente, envolvente y acogedora. El cerebro humano está programado para resistir el cambio y, por lo tanto, necesitamos tiempo y, sobre todo, necesitamos "alimentarlo" con experiencias y pensamientos nuevos para hacer que se acostumbre con otro enfoque, otra percepción, para abrirse de nuevo a la calma y al bienestar. Lea, pasee, viaje, cambie de escenarios, favorezca el contacto social, inicie nuevos pasatiempos y desarrolle nuevos proyectos.

A poco se dará cuenta de que en realidad volver a ser la misma persona de siempre, pero mucho más fuerte.

Más sabia.