Las expectativas no nos permiten vivir en libertad, aceptando el curso de las cosas, ya que creemos que por el hecho de desear algo de verdad, sea aprobación, perfección o comodidad, eso tiene que obligatoriamente ocurrir. La realidad es que lo que tenga que suceda ocurrirá, estemos o no de acuerdo.Las personas a veces pretenden tomar el papel fantasioso de la divinidad.
Pensamos erróneamente usando el "debería" para nosotros mismos, los demás y la vida en general.Decimos cosas como "mi jefe debería tratarme bien y no gritar conmigo", "las cosas deberían siempre salir bien y con poco esfuerzo" o "debo hacer mi trabajo bien porque si no significa que soy un inútil". ¿Qué pensamos ser? Jueces? ¿Quién puede decir lo que debería o no debería ser?Cuando vivimos esperando que la vida funcione como queremos, que las cosas salgan como nos gusta o que los demás nos traten como creemos merecer, estamos siendo, en realidad, esclavos de lo que esperamos.
CompartirVivir con expectativas nos convierte en personas débiles a nivel emocional, ya que esperamos que las cosas sucedan como deseamos
y no siempre eso será así. En realidad, en un porcentaje considerable de veces, la vida tomará un giro diferente de lo que esperábamos y no queda otra alternativa que aceptar con la mayor tranquilidad posible.Si no entrenamos bien para dejar las expectativas y abrazar lo que llega, corre el riesgo de sufrir considerablemente, de deprimirnos y llenarnos de ansiedad. Cada uno escoge lo que prefiere, pues cada uno es dueño de su propio estado emocional.
¿Cómo me libro de las expectativas?
La clave se encuentra en aprender la diferencia entre lo que es controlable y lo que no es.
No puedo controlar el pensamiento ni la actitud de los demás, tampoco las circunstancias del mundo y de la vida. Sin embargo, puedo controlar la forma en que me relaciono con esto, la forma de pensar en el tema y de hacer frente a él.Cuando intentamos controlar lo incontrolable, evidentemente nos frustramos porque nunca sucederá lo que queremos.
Nuestro margen de actuación se reduce a hacer las cosas de la mejor manera que sabemos, pero eso no quiere decir que vamos a ser recompensados, ni que todo ocurra conforme a nuestras expectativas y deseos. Tenemos que sacar esta idea absurda de la cabeza y empezar a aceptar la realidad.Piense, por ejemplo, que un día alguien le dijo: "El cielo debería ser de color verde manzana, porque sí, porque me gusta ese color y espero que algún día sea así" ¿Qué pensaría usted? Ciertamente pensaría que ella no está muy bien de la cabeza, que tiene un deseo absurdo, que nunca se va a realizar por la simple razón de que es imposible. De la misma manera,
cuando guardamos expectativas en nuestra vida, con nuestros propios asuntos, estamos imponiendo y exigiendo lo que debe ser,
cuando no va a ser y ni tampoco necesita ser.Usted no es ningún DiosCuando usted percibe que las expectativas llegan a su mente y su diálogo interno contiene un "debería", recuerde que
usted no es ningún Dios que puede cambiar el progreso de las cosas,
es solamente un ser humano como otro cualquiera que hace lo mejor que puede, pero que eso no obligará a dejar todas las cosas mejores, ni hacer que la vida sea justa.Usted también puede preguntarse, ¿quién dijo que las cosas deben salir bien para mí? ¿Dónde está escrito que tal persona debería tratarme como merezco? ¿Puedo controlar el comportamiento del otro de alguna manera? ¿De qué me sirve pensar que el mundo está obligado a satisfacerme y esperar que así sea?Cuando usted encuentra las respuestas reales y racionales a todas estas preguntas y
"cambia su diálogo interno para" me gustaría, pero tal vez no sea así y yo no lo necesito "
o" no espero que beltrano me traiga un regalo por mi cumpleaños, pero sería fantástico si lo hiciera ", se da cuenta de que es mucho más fuerte y libre.Usted se habrá apagado de las expectativas irracionales, de la rigidez, de la grandiosidad y comenzará a aceptar lo que el Universo ha preparado para usted. A veces le gustará el resultado, otras no, pero es en eso que la vida consiste.Si todo fuera siempre de color rosa y como queríamos, esta cosa de vivir tendría poca gracia. No hay alegría sin tristeza, satisfacción sin decepción, éxito sin fracaso.
Para sentir el hormigueo que el alcance de una expectativa produce, tenemos que conocer la frustración y tolerarla.
Comience hoy a soltar!Anote en un papel todas sus expectativas, para usted mismo, los demás y para el mundo, y empiece a modificarlas.
Usted quisiera que se cumplieran, pero no es nada obligatorio y suceda lo que suceda, usted aceptará y soportará. Practique un diálogo interno más maduro y fuerte y usted saldrá ganando.