Cuando pensamos en la palabra maltrato, automáticamente viene a la mente la imagen de una paliza física. Sin embargo, la violencia física es sólo una forma de violencia. En este artículo vamos a tratar de otro tipo de violencia que puede ocurrir paralelamente a la anterior o sola. Estamos hablando de la violencia psicológica. La manipulación, la desvalorización y los insultos son más cotidianos que las palizas o los golpes. Sin embargo, no son objeto de denuncias y no se habla del asunto. ¿Por qué? Los motivos son diversos, algunos compartidos con la violencia física, como es el sentimiento de vergüenza de la víctima, y otras son exclusivas de la violencia psicológica, como la dificultad de pericia forense por la ausencia de marcas físicas.
La violencia psicológica dentro y fuera del hogar Este tipo de violencia ocurre principalmente en casa, pero también en el trabajo, en los medios de comunicación y en la sociedad en general. En muchos casos ella surge sin darse cuenta, sin ser capaces de notar su "sutileza", sino sus daños.
Las agresiones psíquicas suelen perseverar a lo largo del tiempo y
actúan como una gota de agua sobre una piedra.
Constantes, continuas, causando una erosión difícil de observar si la miramos en un corto espacio de tiempo. Algo semejante sucede con la violencia psicológica. El agresor va explorando poco a poco la mente de la otra persona hasta que la desacredita, le impide desarrollar sus tareas con normalidad, siembra el miedo y cosecha la dependencia.
Aunque este tipo de agresión puede ocurrir en cualquier ámbito, es más frecuente en el seno de la familia y principalmente en el de la pareja. De esta forma, uno hace el otro sentir que vale menos, lo hace de ridículo delante de los demás, insulta, desprecia, juzga o amenaza. La víctima va perdiendo la voluntad y la osadía de salir a la calle, de frecuentar ciertos lugares, de tener amistades (principalmente del sexo opuesto), de ver a los padres o familiares, etc. De esta violencia nace la dependencia: la víctima siente que no vale nada y que depende de su compañero para todo. La violencia psicológica en los niñosSe cree que aplicando una disciplina exagerada en los hijos contribuiremos para que sean adultos fuertes y disciplinados. Pero esto no es así. Una educación de este tipo sólo puede crear niños, jóvenes y adultos frustrados, llenos de complejos y con una autoestima muy baja.
Los padres que agreden mentalmente a los hijos no se dan cuenta de que de esta forma se forjan una conducta que puede volverse contra sí mismos cuando los hijos son mayores, especialmente en la adolescencia, que para ellos es una etapa complicada.
¿Por qué la violencia psicológica no es denunciada? Para responder a esta pregunta es necesario considerar varios factores y prestar atención a las circunstancias puntuales. Sin embargo, existen algunos patrones comunes o frecuentes en este tipo de situación.
En primer lugar,
no se denuncia porque muchas veces la persona agredida no percibe el hecho en sí.
El trabajo del agresor es tan "fino y calculado"
que no es percibido como una cosa mal, sino cotidiana, normal e incluso esperada. El típico
"hace eso porque me ama"
es muy común.Por otro lado, si la persona notó esa conducta en el otro, es una cosa difícil de probar (a diferencia de la agresión física). En la mayoría de los casos la familia o los amigos de la víctima encuentran cambios en la conducta o actitudes de ambas partes, y las agresiones verbales ocurren incluso en un contexto de reunión. Además, la violencia psicológica no se denuncia por miedo . A veces la víctima necesita volver a su casa, para convivir con la persona que maltrata por temor de que algo suceda con los hijos o con algún miembro de la familia. Por último, la falta de compromiso por parte de las autoridades y la falta de legislación en muchos países en relación con la violencia doméstica, tanto física y mental, hacen muy difícil la denuncia.
¿Qué se puede hacer para impedir los malos tratos? Para que la persona agredida pueda cambiar su situación, una buena opción es tener contacto con aquellas que ya vivieron una situación similar. Hay organizaciones y fundaciones que pueden ayudarle. En la medida de lo posible, es necesario apartarse cuanto antes del agresor para que el problema no tenga consecuencias trágicas o irreparables. Además, la terapia o conversación con personas cercanas puede ser el incentivo de que la víctima necesita seguir adelante.
Con el apoyo de las personas queridas y el aprendizaje de lo que ha vivido, será más fácil seguir adelante.No podemos olvidar, por otro lado, que revitalizando la autoestima de las personas que amamos estar contribuyendo para que sean más fuertes ante este tipo de agresión.