Los profesores con inteligencia emocional son los que dejan huellas

¿Usted se acuerda de forma especial de alguno de sus profesores en la época escolar? ¡Seguro que sí! Todos tenemos en la memoria algún docente que nos marcó especialmente, ¿no es así? ¿Por qué crees que tiene un lugar preferente entre todos los que le dieron clase?

La verdad es que los profesores que tenemos en la infancia nos marcan. Sin darse cuenta, son modelos que vamos imitando y con los que vamos aprendiendo. ¿Existen diferencias entre los profesores con inteligencia emocional y aquellos que no tienen?

"La mayoría de nosotros no tiene más que cinco o seis personas que nos recuerdan. Los profesores tienen miles de personas que se acuerdan de ellas por el resto de sus vidas. "
-Andy Rooney-

Los profesores con inteligencia emocional: modelos para los niños

En la etapa escolar nos desarrollamos como personas. Adquirimos conocimientos de matemáticas, idiomas o geografía. Pero no es sólo eso, también empezamos a relacionarnos con otras personas fuera de nuestra propia familia. Vamos aprendiendo a interactuar con otras personas y administrar nuestras emociones.

De esta forma, los docentes (que quieran o no, ya que se trata de una etapa en la que somos muy influenciables) se convierten en referencias en cuanto a actitudes, comportamientos, emociones y sentimientos. Van a ayudar a sus alumnos a ajustar sus diferentes perfiles afectivos y emocionales. Sin duda, esta tarea comienza en el hogar de cada niño con sus padres, pero continúa en la escuela. Entonces, los profesores con inteligencia emocional llevarán a cabo actividades de estimulación afectiva, expresión equilibrada de sentimientos positivos y negativos, creación de ambientes que estimulen el desarrollo de capacidades socioemocionales y de solución de conflictos interpersonales, exposición a experiencias para resolver mediante estrategias emocionales y enseñanza de habilidades empáticas.

Esto es,

fomentarán que los alumnos desarrollen su propia inteligencia emocional, fundamental para un buen bienestar físico y mental. Los niños descubrirán la diversidad emocional, tendrán mayor percepción y comprensión de los sentimientos propios y ajenos, entender cómo pasamos de una emoción a la otra y serán conscientes de la posibilidad de sentir emociones opuestas. "El profesor mediocre cuenta. El profesor común explica. El buen profesor muestra. El profesor excelente inspira. "

-William A. Ward-
Pero no es sólo eso.

Son alumnos que aprender a solucionar problemas de una manera equilibrada, enfrentándolos y no evitándolos. Serán capaces de controlar su propio malestar emocional, así como crear empatía con los demás. Y no sólo en la escuela, sino también en su día a día. Los profesores con inteligencia emocional sufren menos estrés profesional

Además de ser modelos benéficos para nuestros pequeños, ayudándoles a desarrollar buenas habilidades emocionales, los profesores con inteligencia emocional tienen otro beneficio: sufren menos estrés profesional. De hecho, esta profesión es una de las que presentan un gran riesgo de desarrollar este tipo de malestar psicológico.

La verdad es que

los profesores son sometidos a diversas fuentes de estrés que pueden ir destruyendo su entusiasmo inicial. Entonces, las condiciones de trabajo, la falta de recursos que no cubren las altas demandas exigidas, el bajo status social y profesional o las presiones harán que el malestar vaya aumentando y que aparezca el burnout ."Lo que una escultura representa para un bloque de mármol, la educación representa para el alma humana."

-Joseph Addison-
En este sentido, los profesores con inteligencia emocional pueden disminuir los niveles globales de estrés profesional

, administrando de forma adecuada las reacciones emocionales negativas. De esta forma, ponen para funcionar estrategias de confrontación activas para las situaciones profesionales estresantes, en vez de evitarlas. Estrategias que los niños imitan, porque no hay duda de que son observadoras. Pero no es sólo eso, pues ellos también experimentan menos consecuencias negativas del estrés. Además, se sienten más realizados personalmente en su contexto de trabajo. Por último, sus niveles de salud y bienestar mental también son mejores.En este sentido,

cuanto mayor sea el estrés profesional, más este repercute en la calidad de la enseñanza

, de modo que el problema no termina en los profesores o se reduce a una dimensión individual. Sus alumnos también serán directamente perjudicados. A causa de todo esto, sería muy interesante implementar programas que fomenten la inteligencia emocional en nuestros docentes, tanto por ellos como por nuestros niños. Imágenes cortesía de Megan Soule, Stephanie Ecate y Zi Jian Lim.