El poder de las intuiciones

Puede ser que usted cree que el tema intuición es poco científico, que no es ni siquiera una disciplina estudiada por la ciencia ... Pero eso no es verdad.

Si paramos por un momento para pensar en las intuiciones, nos daremos cuenta de que la mayoría de nuestras decisiones se toman casi de modo inconsciente. Y más, numerosos estudios demuestran la idea de que antes de que nuestro consciente considere objetivamente una opción, con sus pros y contras, nuestro cerebro inconsciente ya tomó la decisión, partiendo de su propia intuición.

¿Pero por qué sucede esto? ¿Nos controlamos más por las emociones que por la racionalidad? La verdad es que sí. Y las intuiciones tienen tanto peso como el elefante que ilustra ese artículo, avanzando precisamente por las aguas del inconsciente. Pero hablamos un poco más sobre el tema para poder entenderlo mejor.Intuiciones y cerebro inconsciente

Veamos un simple ejemplo.

Un familiar nuestro sufre de alguna enfermedad de síntomas diferentes, para la cual es difícil obtener un diagnóstico. Vamos a nuestro especialista y nos deja elegir entre dos opciones: colocar los datos en un ordenador muy sofisticado que nos indicará qué pasos debemos seguir para curar a nuestro familiar, o por el contrario, buscar un médico con una vasta experiencia en el asunto.¿Cuál de ellos elegiríamos?

Obviamente, nos inclinaríamos por el médico. A veces no sirve nada tener una inteligencia basada en el análisis y la lógica,confiamos más en la "intuición" del médico , mediante su observación, su experiencia y sus sensaciones acerca del asunto, para que podamos encontrar una solución al problema.Pensemos ahora en otras situaciones en las que, de repente, nos surge una idea, un proyecto, un plan ...

estamos en la cama y, de la nada, nos viene una sensación inesperada. Estamos relajados y nuestro cerebro nos regala con el bosquejo de una imagen. ¿De dónde salió eso?

Esto no se trata de un pensamiento deliberativo y lógico, es más como una sensación, es una intuición que viene directamente de nuestro cerebro inconsciente. Entonces nos preguntamos ...

¿De qué se hace el cerebro inconsciente? Aquí está la verdadera esencia de la cuestión.

Las intuiciones parten de las experiencias almacenadas en nuestro cerebro, de toda la vida que tuvimos, basándose en conquistas y fracasos; donde se instalan nuestras emociones y nuestra personalidad, donde está nuestra verdadera esencia.La importancia de la intuición

La intuición es una respuesta rápida que el cerebro nos da frente a una duda o cuestión en la vida cotidiana. Si, ante cada duda que tenemos en nuestro cotidiano, necesitamos aplicar un esfuerzo lógico con análisis racionales, necesitaremos mucho tiempo y esfuerzo.

La mayor parte de nuestras ideas son emocionales, es decir "se sienten" y, pocas veces, paramos para analizarlas a través de un pensamiento deliberativo.

De hecho, estas dimensiones llevan a muchos especialistas a indagar sobre cómo los profesionales de la bolsa o agentes que mueven los engranajes de las grandes economías toman sus decisiones; tal vez se guíen también por sus emociones e intereses, sin aplicar la lógica a sus acciones.Llegando a ese punto, podemos preguntarnos si es bueno o no guiarnos por nuestras intuiciones, si esos juicios previos que hacemos antes de conocer a alguien más profundamente son siempre justos o adecuados, por ejemplo.

Nuestra vida está llena de momentos así, en los que la emoción nos ha llevado a un camino y no a otro ... sólo cabe decir que esas decisiones inconscientes están ancladas, íntimamente, a lo que somos, nuestra personalidad y nuestros valores.

Las intuiciones son esas chispas eléctricas que dan luz a nuestra vida, para guiarnos y escuchar lo que tienen que decir, pues seguirlas no depende sólo de nosotros mismos. Según los expertos, las mejores intuiciones suelen aparecer en momentos en los que estamos relajados; en aquellos momentos en que nuestra mente está más limpia y descansada. La inspiración y las buenas ideas aparecen, por sí solas, al anochecer, lejos del estrés y de las tensiones.

Sólo hay que oírlas.