Así como la tecnología creció y la ciencia descubrió nuevos procesos para facilitar nuestra vida, la psicología también evolucionó en el tratamiento de los problemas de salud mental.
Al principio, la psicología comenzó a tratar los problemas de salud mental a partir de lo que hoy llamamos terapias de primera generación . La manera de trabajar consistía en usar mecanismos de aprendizaje y "desaprendizaje", o sea, de comportamiento, de acción y reacción. Eran el estímulo y nuestra experiencia de aprendizaje que determinaban nuestra respuesta.Las respuestas se reforzaban o se volvían más probables con las repeticiones.
Todos los comportamientos que tenían un premio serían aprendidos rápidamente y escalar posiciones en nuestro repertorio de respuestas. Por otro lado, una respuesta era extinguida cuando dejaba de ser reforzada, e incluso esa extinción ocurría con más rapidez si la respuesta fuera castigada. Esta terapia de primera generación sirvió para entender uno de nuestros más primitivos mecanismos de aprendizaje: el condicionamiento. Lógicamente, una de las ramas de la psicología que más evolucionó bajo este paradigma fue la psicología educativa, que encontró en esas ideas una manera simple de articular un modelo de enseñanza basado en recompensas y castigos. También sirvió para entender cómo hacemos fuertes asociaciones entre algunos estímulos.
La evolución en el tratamiento de los problemas de salud mental
Terapias de segunda generación
Con el paso del tiempo, las ideas detrás del tratamiento de los problemas de salud mental evolucionaron y en este momento surgieron las llamadas terapias de segunda generación. ¿Cómo era la forma de tratamiento en este momento?
Los expertos percibieron que no siempre actuamos por una asociación de estímulo y respuesta, pero que había algo más. ¿Qué podría ser? El cerebro, las emociones, la parte cognitiva, los deseos, o sea, la esencia de cada uno. Es por eso que nuestro modo de pensar es tan importante en las terapias de segunda generación.
Nosotros somos lo que hemos aprendido, pero también lo que hemos construido con todo lo que hemos aprendido. En esta concepción, dejamos de ser pasivos y nos volvemos activos, de modo que nuestro margen de acción se multiplica.
La cognición es lo que nos hace enfrentar el mundo de una forma u otra. La realidad es importante, pero lo que percibimos de esa realidad y la interpretación que hacemos de ella es aún más importante. Es por eso que las terapias de segunda generación empezaron a trabajar con la actitud, las emociones o las tendencias individuales.
Entender que somos más que máquinas que responden de acuerdo con lo que hemos aprendido ha resultado en el estudio de la propia mente: un intento serio de entender lo que está sucediendo en nuestra caja negra para que surjan algunos disturbios o experimenten algunos fenómenos paradójicos. Esta nueva manera de entender nuestro comportamiento también ha dado lugar a un problema con el que luchamos hasta hoy: la medición. Es muy fácil saber la distancia entre dos lugares, perono es tan fácil establecer el grado de ansiedad que una persona puede tener.
Terapias de tercera generación
Ya más actualizados y percibiendo que, a pesar de los cambios, no todos los problemas de salud mental tuvieron una solución satisfactoria, surgieron las terapias de tercera generación. Estas terapias entendían que el fallo no está en el modo de resolver el problema, sino en nuestra relación con el problema. Por eso, empezaron a trabajar tratando de integrar las dificultades, sin tratar de resolverlas directamente. El objetivo era hacer que los problemas que no tenían solución o que no poseían una solución inmediata no perjudicar a nuestra vida. Aquí encontraremos las terapias más actuales, que hoy son muy conocidas y utilizadas, como el Mindfulness, las terapias de aceptación, etc. El problema con este tipo de terapia es que comprobar su eficacia es muy complicado. Esto permite que muchos psicólogos serios utilicen las terapias de tercera generación, pero también muchos charlatanes o personas no capacitadas. Por eso, en algunos sectores de la psicología más académica, despiertan un cierto rechazo. Hemos hecho una pequeña revisión sobre las tres generaciones de terapias en la psicología. Su diversidad en la comprensión de nuestros comportamientos, pensamientos y emociones nos mostró diferentes puntos de vista, sin duda, enriquecedores.
Conociendo ahora un poco más sobre algunos aspectos de cómo la manera de trabajar en la psicología ha evolucionado, percibimos que ellos nos traen perspectivas muy diferentes sobre nuestros pensamientos, comportamientos y emociones. Además,
esta heterogeneidad en los puntos de vista es, sin duda, enriquecedora para el psicólogo
, obteniendo de cada terapia diferentes herramientas que pueden ser utilizadas en las consultas para el tratamiento de los problemas de salud mental.