Hay personas que tienen su propio ombligo en lugar de un corazón

Es necesario desear buena suerte a quien actúa con maldad, pues la necesitará tarde o temprano. Los actos malos no quedan impunes, aunque muchas veces pensemos que el resultado no es adecuado a los actos emprendidos por esas personas que se comportaron esencialmente de forma egoísta y malvada.

De cualquier forma, no conviene caer en el autoengano, de modo que necesitamos saber que muchas veces esa retribución no es visible. La oscuridad que los actos de egoísmo y maldad provocan en una persona obtiene su máximo esplendor a nivel interno.

Una persona que sólo piensa en sí misma y que actúa según sus propios intereses sin importarle a quien esté delante de él, acaba pagando un alto precio. Con gran probabilidad, la vida se tiñe de soledad y de rechazo, agotando su capacidad potencial de obtener bienestar.Existen las personas que obtienen gratificación directa a través de la realización de actos malos. Estas personas sólo generan sentimientos aproximados de odio y temor a su alrededor y, como sabemos, vivir solo consigo mismo acaba siendo terriblemente doloroso.

Como en todo, existen niveles de egoísmo, de maldad y de despecho. Sin embargo, esté o no explícita esta vida interior negativa, siempre recae en una gana ausencia de paz interior, lo que provoca compasión y tristeza en la persona de buenos sentimientos.

La hipótesis del mundo justo, un autoengano comúnCuando no nos gusta algo que es desagradable o injusto,

recurrimos a la idea del destino como justiciero.

Sin embargo, esta es sólo una forma más de cerrar los ojos para no contemplar lo que nos gustaría que fuera de una determinada forma, pero que además no podemos controlar. Pensar que cada uno recibe lo que merece nos hace sentir que todo está bien y que nuestra felicidad no corre peligro, pues el mal sólo sucede con quien lo merece porque se comportó mal o porque se muestra insensible. Hay personas llenas de maldad a las que nos gustaría que el tiempo lo merecieran, de modo que fantaseamos esa idea de que el mundo es justo y de que cualquier bien que a su alcance será sólo un reflejo.

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Nos gusta esto y necesitamos creerlo para vivir con tranquilidad. Nuestra propia mente nos hace sentir la idea de que podemos controlar todo, pero el hecho es que sólo podemos administrar una parte de nuestras experiencias.El egoísmo, manantial de malas relaciones

Hay personas que tienen su propio ombligo en lugar de un corazón. Personas que sólo creen en sí mismas y sólo se mueven según sus intereses, dejando de lado los sentimientos de los demás.

Esto provoca un enorme malestar, de modo que podemos afirmar que el egoísmo es la fuente que genera malas relaciones basadas en la injusticia y el dolor más profundo.

No podemos controlar cómo son los otros, pero podemos lograr que nos afecten lo menos posible. Nos anticipamos a las cosas negativas y nos mantenemos vigilantes ayuda a la basura a irse solo. Compartir

Vivir ajenos a la realidad de que hay gente que no siembra buenos sentimientos es una cosa que sólo afecta a nosotros mismos.

Tomar distancia emocional y observar pausadamente los gestos de los demás nos ayudará a anticipar ya no validar lo que las malas estrategias de ciertas personas pretenden.