Cuando hablamos de personas tóxicas sabemos que podemos separarnos de ellas. Con dificultad, pero podemos. Sin embargo, en ciertas circunstancias tenemos que lidiar con estas personas diariamente, sin poder evitarlas. Esto es lo que suele suceder en entornos de trabajo, por ejemplo.
Además de ver a esa persona tóxica todos los días, tenemos que trabajar con ella, alcanzar un objetivo concreto entre ambos (o entre un grupo) y que acabe siendo de éxito. Esto puede parecer desalentador, pero podemos manejarlo.
Compañeros de trabajo tóxicos
Podemos distinguir siete tipos de compañeros tóxicos que podemos encontrar en nuestro trabajo, o en cualquier ambiente de trabajo que conozcamos:
1. El protagonista
Es una persona que siempre busca ser el centro de atención. Se apropia de las conversaciones imponiendo sus puntos de vista. Es siempre muy competitivo y hace lo que sea necesario para alcanzar sus objetivos.
2. El informal
El informal nunca respeta los plazos de entrega. Siempre se retrasa con las tareas, llega tarde en las reuniones y el trabajo, etc. La irresponsabilidad de este tipo de persona afecta a los demás en un grupo de trabajo.
3. El entrometido
El lugar de trabajo es ideal para este tipo de persona. Podemos verlo, sobre todo a la hora del café, comentando y chismando con los demás. A veces, actúa como "espía" e informa a su superior sobre detalles irrelevantes, pero que perjudican a los demás.
4. El perezoso
Uno de los peores compañeros de trabajo es aquel que realiza su trabajo de manera poco eficiente. No importa a ellos ni su trabajo ni el de sus compañeros de trabajo. Usan la "ley del mínimo esfuerzo", algo que repercute negativamente en todo el grupo.
5. El enfurecido
El enfurecido parece siempre muy ocupado. Es por eso que nunca le saludará ni le dará una sonrisa. No le gusta trabajar en grupo y prefiere el trabajo individual. 6. El opuesto
6. Es una persona que nunca está de acuerdo con las opiniones o decisiones de los demás. Siempre va por el lado opuesto. Es muy difícil trabajar con él, ya que es muy complicado llegar a un acuerdo.
7. El competitivo
Su competitividad no tiene límites. Nunca deja escapar una buena oportunidad. Siempre están a la espera de asumir el mérito de los demás a los ojos de sus superiores.
¿Cómo podemos protegernos de un compañero de trabajo tóxico?
Como hemos visto, es difícil evitar un compañero tóxico, pues tenemos que trabajar con él diariamente. Por lo tanto, la pregunta debe ser cómo podemos trabajar con ellos, pero sin que eso nos afecte.
Para empezar, no debemos entrar en su juego.
Nuestra mejor opción es no dejarnos llevar por quien, continuamente, está en rabia o quiere siempre ser el protagonista. Debemos aceptarlos. Tomar conciencia de que no podemos hacer nada para que cambien, y que no tenemos ninguna opción para evitarlos. Por lo tanto, aceptar que son así, pero no dejar que eso nos influencie.Si esto le afecta de verdad y no se puede evitar, reflexione. Piense en por qué esto le afecta tanto, si usted debe permitir eso y lo que usted debe cambiar. Cambie su punto de vista, trate de ver a la persona con humor y cómo un aprendizaje de lo que usted no puede hacer. Esto será de gran ayuda.
Si usted está tratando con compañeros tóxicos, nunca busque su aprobación.Si lo hace, estará dando poder a ellos y usted se está desvalorizando. Ellos nunca alabarán su trabajo. Entonces, deja el orgullo de lado, haz tu trabajo de la mejor manera que puedas y, muy importante, respeta a tus compañeros, aunque sean compañeros tóxicos.
¿Cuál es el lado bueno de tener un compañero de trabajo tóxico? No todos los compañeros de trabajo tóxicos deben afectar negativamente. Aunque es difícil creerlo, muchos de ellos pueden aumentar nuestra productividad.
Tener un compañero entrometido, por ejemplo, puede ser beneficioso. Los entrometidos permiten desconectar y fortalecer un grupo. Además de aumentar la productividad, ayudan a relajar el ambiente de la oficina, aumentar el compañerismo y fomentar un mayor rendimiento del grupo.
La persona que continuamente se opone también puede fortalecer el grupo. ¿Por qué? Porque nos permite ver "el otro lado de la moneda", equilibrar la opinión contraria y ser conscientes de que estamos o no bien encaminamos en nuestro trabajo.
Que todos estén de acuerdo es bueno, pero también puede significar que algo está fallando.
El problema surge cuando lo contrario ocurre continuamente, con el objetivo de chatear.